Me escribió mi amigo Paul que, inspirado por la historia de Verónica Chen, también me mandó una foto familiar:
Leí y me gustó mucho. Cuántas cosas, palabras, guiños, deseos, que
encuentro familiares en tu blog. Melanblogía, será acaso. Te paso, ya
que estamos hablando de los padres, una foto de mi viejo y vieja en su
luna de miel hacia 1960, en la remota ciudad de Iquitos. El río de atrás
será acaso el Nanay, un afluente del Amazonas. Mi viejo acababa de
llegar de unos tres años en Manhattan, después de unos 2 en Río Gallegos
y unos 6 en Tucumán. De Nueva York viajó a Lima, se casó de inmediato
con mi vieja, como para precipitar el romance epistolar. Tenía algún
trabajo en el Ministerio de Salud. La luna de miel era, por supuesto, un
disfraz sobrepuesto a un viaje de trabajo. Mi vieja solía decir que en
ese río mi padre la intentó ahogar. Alguna vez mi viejo se refirió
esquivamente al episodio como una frustada y germana clase de natación
con las pirañas.
Le pedí permiso para publicar foto y mensaje y me contestó:
Me quedé pensando. Puedes, claro, subir la foto, aunque prefiero (por
mi propio folletín familiar) que no me identifiques con apellido (no sé
bien por qué, tendría que preguntárselo a mi sicoanalista, que no
tengo). Ahora que mi viejo ya no está, no estoy seguro si mi vieja
volvería a contar la historia de la misma manera. El relato que escuché
de niño era, sin duda, la versión de una pareja divorciada --muy
civilizada-- sobre una luna de miel que ya encerraba, secretamente, la
disolución del matrimonio unos ocho años después.
Me quedé pensando. Puedes, claro, subir la foto, aunque prefiero (por
mi propio folletín familiar) que no me identifiques con apellido (no sé
bien por qué, tendría que preguntárselo a mi sicoanalista, que no
tengo). Ahora que mi viejo ya no está, no estoy seguro si mi vieja
volvería a contar la historia de la misma manera. El relato que escuché
de niño era, sin duda, la versión de una pareja divorciada --muy
civilizada-- sobre una luna de miel que ya encerraba, secretamente, la
disolución del matrimonio unos ocho años después.
Quizá no hacemos más que traducir nuestros problemas en clave de
"romance", y no sólo dentro de la "esfera burguesa" en la que existimos
(escribo frente a mi sofá, que evito disciplinadamente a la hora de la
siesta).
"romance", y no sólo dentro de la "esfera burguesa" en la que existimos
(escribo frente a mi sofá, que evito disciplinadamente a la hora de la
siesta).
3 comentarios:
A cierta altura de la vida --la nuestra, por cierto-- las fotos de nuestros padres juntos se vuelven casi inevitablemente desgarradoras. Ya sea porque la muerte ha pasado por ahí o, sencillamente, porque el tiempo ha pasado por ahí y porque, en todo caso, Papá y Mamá ya no existen más como tales. Y, sin embargo, nunca dejaron de existir.
Y la foto de la luna de miel de los padres ya supera todo lo soportable. A la vez, también inevitablemente, veo la foto llena de lirismo, como si todo todavía fuera posible, hoy mismo. Y eso la hace doblemente desagrradora.
Es como que la foto pide música o, lo que es lo mismo, la sugiere.
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