Querido
Genial, genial el experimento vanguardista con Rocco, quien entendió muy bien el valor de la performance y se llevó una remera. Un abrazo para él. Me leí también tu entrevista rosarina sobre El país del diablo, que provocó de inmediato un comentario, que luego borré, que luego volví a escribir y que volvía a eliminar, y que finalmente te paso aquí por email.
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En respuesta a "Hacer documentales es una excusa"
Paul escribió:
Interesantísima historia, pero te confieso que me desconcierta un poco
ese deseo de ser "un poco indio". Recuerdo que en una ciudad de Estados
Unidos (Providence), hace un par de años, un hombre desconocido que
comía una banana me interpeló en plena calle: "¿De dónde es usted?", me
preguntó. "Del Perú", le dije. "Ah, pero, dígame, ¿usted es un poco
indio, verdad?" Dos días después, un señor argentino en la misma ciudad
me decía, con amistosa complicidad, que yo era totalmente europeo. Las
dos conversaciones me resultaron igualmente inquietantes e impensables
en mi viejo contexto limeño. De eso no hablábamos. Si yo en Lima digo
que soy un poco indio (que seguramente es
cierto genéticamente), sería una provocación muy grande y hasta una
falta de respeto. ¿Con qué derecho? Ser indio es una experiencia. Ahora,
decir que soy europeo sería no sólo falso, sino arrogante y también
afrentoso... Es muy jodida la cosa... Como ves, no he visto la película
y ya estoy removiéndome en la butaca, pensándola desde mis propia novela
familiar nacional.
Interesantísima historia, pero te confieso que me desconcierta un poco
ese deseo de ser "un poco indio". Recuerdo que en una ciudad de Estados
Unidos (Providence), hace un par de años, un hombre desconocido que
comía una banana me interpeló en plena calle: "¿De dónde es usted?", me
preguntó. "Del Perú", le dije. "Ah, pero, dígame, ¿usted es un poco
indio, verdad?" Dos días después, un señor argentino en la misma ciudad
me decía, con amistosa complicidad, que yo era totalmente europeo. Las
dos conversaciones me resultaron igualmente inquietantes e impensables
en mi viejo contexto limeño. De eso no hablábamos. Si yo en Lima digo
que soy un poco indio (que seguramente es
cierto genéticamente), sería una provocación muy grande y hasta una
falta de respeto. ¿Con qué derecho? Ser indio es una experiencia. Ahora,
decir que soy europeo sería no sólo falso, sino arrogante y también
afrentoso... Es muy jodida la cosa... Como ves, no he visto la película
y ya estoy removiéndome en la butaca, pensándola desde mis propia novela
familiar nacional.
Foto: Nieto del cacique ranquel Epumer Rosas, circa 1900-1910.
(de "El país del diablo")
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