En respuesta a Luna de miel
Alejandra Almirón escribió:
Creo que me copé con esto de las fotos.
El domingo estuve revolviendo la casa de mi vieja, buscando algunas cosas del colegio para El Equipo Verde y encontré esta foto.
Estoy en Pinamar, donde viví hasta los seis años.
El manto negro se llamaba Tizón y me lo robaron o se escapó.
No me dejaba nadar lejos de la playa y fue el único perro grande al que no le tuve miedo.
La foto la sacó mi papá, a quién no volví a ver, al venirme a Buenos Aires.
Me cuentan mis tias que adoraba el mar, el sol, el viento... Pero creo que fabulan pues suelo odiar todas esas cosas.
Mi madre dice que sus hermanas nunca se acuerdan de nada pero que a veces sí recuerdan.
Y en esta imagen no queda claro si quería seguir viviendo en la playa o si ya soñaba con la gran ciudad.
10 comentarios:
Es muy fuerte cada línea de este texto, como una especie de haiku (je je). Ya sé, me vas a decir "no es un TEXTO, es un mensajito de texto!" Y tenés razón, pero capaz que por eso mismo te sale bien... hasta el título!
Muy fuerte esto, dicho como al pasar, como quien no quiere la cosa:
La foto la sacó mi papá, a quién no volví a ver
glup.
Me hace feliz que, de los últimos 5 o 6 posts, no haya tenido que escribir ninguno. Y todos textos absolutamente conmovedores. De ese modo, el blog empieza a existir para mí.
ahora me dedico a los comments. Ya que parece que estoy sólo acá...
Tanto diván, tanto diván que mi casi orfandad se volvió cool. Glup.
Me remito a las palbras de Edgardo, un par de posts atrás...
Qué foto linda, y qué texto (o mensajito de texto) tan medido. Después de leerlo volví volando a la imagen a buscar la sombra del fotógrafo, en esos márgenes "hechos pelota". La memoria parece estar cifrada en las voces inciertas de las tías.
Tras el comentario de Paul, vuelvo a mirar la foto, buscando literalmente la sombra que Paul quizá buscaba metafóricamente en esos márgenes hechos pelota. Lo curioso es que las sombras es†án muy presentes en la foto. Son muy largas, como de última hora de la tarde y hasta el perro tira sombra. Pero del que sacó la foto no se vislumbra ninguna sombra, salvo que se oculte detrás de la parte destruida de la foto. Y volvemos a la metáfora...
Paul me acaba de mandar un email:
Querido Andrés:
Acabo de ver tus comentarios, que me conmueven. De pronto aparece una trama. El asunto cobra una densidad curiosa, como si nadie quisiera hablar muy en serio, pero...
La foto de Alejandra y su texto son fuertes, como dices. Curioso que la ausencia del padre se llena con las voces de las tías. Casi me las imagino contando historias, todas inverosímiles para una Alejandra que quiere estar de espaldas al mar. Se
va armando un tramado curioso de textos afines, próximos, una narrativa con cierta coherencia, pero que, claro, supone historias completamente ajenas que sólo se encuentran momentáneamente, en esa superficie frágil que se construye durante la lectura en la pantalla.
y este blog le viene a dar sentido al título de la película. un sentido más oceánico e infinito.
me encantó la foto en pinamar. el texto impecable!
Josha!
Creo que el sólo hecho de hacer pública -o semi pública ya que el público no se ha hecho presente aún- una fotografía privada hace explotar toda su carga emotiva. Saber que otros la están viendo le echa una luz nueva que nos hace ver otra vez la foto, hasta entonces un objeto que de alguna manera solo existía para uno. Las fotos familiares son de las cosas más íntimas que tenemos, son casi las únicas pruebas que tenemos de cosas tan evidentes como que fuimos niños, que tenemos o tuvimos padres, que fuimos felices...
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