por José Rivarola
desde Bodhizendo, Kodaikanal
Di Tella quiso probar la experiencia zen. Puedes hacer lo quieras con el regalo, si quieres meter algún fragmento en el blog, como no, y si hay algún error de punto de vista, dímelo, de todos modos seguimos siendo fieles devotos de John Ford: Print the legend.
un gran abrazo
José
Cuando a principios de octubre Andrés se personó delante de la entrada del zendo, con su valijita parecía el chico nuevo que su familia lo trae al internado. Estaba más flaco, venía con sus primos Gautam y Jayashree. Gautam me tomaba el pelo: “te veo más iluminado”.
Luego fuimos a la oficina donde Chitra, la encargada de los cuartos, anotó a Andrés para ingresar al día siguiente. Voy a estar dos días, dijo Andrés. El mínimo es tres días, dijo Chitra. Bueno, la cara de Andrés se contrajo en una timidez preocupante, bueno, dijo con voz más baja, estaré tres días.
A la noche siguiente Andrés se sentaba a mi derecha en un safu abultado. Se movía como una peonza, no terminaba de decidir la ubicación de las piernas que las tenia cruzadas a lo camping. Al rato dejó el cojín y cogió la madera, y fue peor, le escuché un par de gemidos, entonces volvió resignado al cojín sentándose con las piernas hacia atrás, pero resoplaba y se sacudía. Era una doma, la doma de un potro sin mayor resultado.
Una vez terminada la meditación nos escaqueamos a la terraza. La noche se extendía en un desfile de estrellas, y en la oscuridad que rodea el monasterio sentíamos la presencia de los pinos.
Andrés encendió un cigarrillo.
−No sé si voy a poder aguantar los tres días, me duele hasta en el pasaporte.
−Es cuestión de acostumbrarse, a todos nos cuesta el primer día.
−Me imaginaba este sitio diferente, pensaba en un monasterio de indios y no sé... esto me parece un lugar para que los alemanes jueguen al monje zen.
Me dio risa oír semejante cosa, y en cierto modo tenía razón, todos jugamos a algo y el juego consiste en no creerse el papel, el que se identifica como zen o que hace zen o que podría ser monje zen, pierde.
−Claro –dijo Andrés − que para el que se acostumbra como vos puede ser muy positivo.
−Uno de los secretos del zen es precisamente no buscar lo positivo, ni lo negativo,
−No buscar, ¿entonces qué? ...
−Tendrías que conocer al maestro, lástima que viene justo el día que te vas.
−Otra vez será, tengo toda la vida por delante.
La luna cuarto menguante plateaba sectores del bosque y el valle se degradaba en un débil resplandor, como de un blanco sucio. Dicen que el zazen, aunque se haga mal siempre sirve y Andrés se vio con animo para hablar sobre su película
...En un principio el encuentro con la India me causó estupor, pero la risa de Gautam y el humor fue el punto de contacto, yo tenía miedo de que en la India no iba a poder reírme con nadie, y fue todo lo contrario…
…Cuando volví a Argentina y vi el material sentí que faltaba algo y cuando se lo contaba a la gente me vino la respuesta como un relámpago, que lo que me falta es Gautam, por eso volví esta vez solo para filmarlo a Gautam…
…Lo filmé en la carnicería y le dio un poco de vergüenza por la cosa espiritual, todavía acomplejado por lo que pueda pensar Sai Baba, pero lo importante era la chispa, la mezcla de emoción a flor de piel…
… En Chennai pude hacer tomas muy jugosas que van a ir en la película, fue el cumpleaños de Ganesh, ¿sabes? Fui con Gautam a la playa donde los peregrinos llevaban dos estatuas enormes de yeso para tirarlas al mar, eran dos enromes elefantes, con muchos colores, uno estaba en la postura del Shiva danzarín y el otro sentado con las piernas cruzadas, grabé a los peregrinos enloquecidos tocando tambores con toda furia y después grabé cuando se zambullen con las estatuas y las cabezas de los elefantes hundiéndose en el agua. Gautam me dijo que esa ceremonia era nueva en Chennai, que ahora hay un auge peligroso de nacionalismo hindú, y hacen esto para provocar a los musulmanes, y que esto es solo una muestra de lo que va a ocurrir…
un gran abrazo
José
Luego fuimos a la oficina donde Chitra, la encargada de los cuartos, anotó a Andrés para ingresar al día siguiente. Voy a estar dos días, dijo Andrés. El mínimo es tres días, dijo Chitra. Bueno, la cara de Andrés se contrajo en una timidez preocupante, bueno, dijo con voz más baja, estaré tres días.
A la noche siguiente Andrés se sentaba a mi derecha en un safu abultado. Se movía como una peonza, no terminaba de decidir la ubicación de las piernas que las tenia cruzadas a lo camping. Al rato dejó el cojín y cogió la madera, y fue peor, le escuché un par de gemidos, entonces volvió resignado al cojín sentándose con las piernas hacia atrás, pero resoplaba y se sacudía. Era una doma, la doma de un potro sin mayor resultado.
Una vez terminada la meditación nos escaqueamos a la terraza. La noche se extendía en un desfile de estrellas, y en la oscuridad que rodea el monasterio sentíamos la presencia de los pinos.
Andrés encendió un cigarrillo.
−No sé si voy a poder aguantar los tres días, me duele hasta en el pasaporte.
−Es cuestión de acostumbrarse, a todos nos cuesta el primer día.
−Me imaginaba este sitio diferente, pensaba en un monasterio de indios y no sé... esto me parece un lugar para que los alemanes jueguen al monje zen.
Me dio risa oír semejante cosa, y en cierto modo tenía razón, todos jugamos a algo y el juego consiste en no creerse el papel, el que se identifica como zen o que hace zen o que podría ser monje zen, pierde.
−Claro –dijo Andrés − que para el que se acostumbra como vos puede ser muy positivo.
−Uno de los secretos del zen es precisamente no buscar lo positivo, ni lo negativo,
−No buscar, ¿entonces qué? ...
−Tendrías que conocer al maestro, lástima que viene justo el día que te vas.
−Otra vez será, tengo toda la vida por delante.
La luna cuarto menguante plateaba sectores del bosque y el valle se degradaba en un débil resplandor, como de un blanco sucio. Dicen que el zazen, aunque se haga mal siempre sirve y Andrés se vio con animo para hablar sobre su película
...En un principio el encuentro con la India me causó estupor, pero la risa de Gautam y el humor fue el punto de contacto, yo tenía miedo de que en la India no iba a poder reírme con nadie, y fue todo lo contrario…
…Cuando volví a Argentina y vi el material sentí que faltaba algo y cuando se lo contaba a la gente me vino la respuesta como un relámpago, que lo que me falta es Gautam, por eso volví esta vez solo para filmarlo a Gautam…
…Lo filmé en la carnicería y le dio un poco de vergüenza por la cosa espiritual, todavía acomplejado por lo que pueda pensar Sai Baba, pero lo importante era la chispa, la mezcla de emoción a flor de piel…
… En Chennai pude hacer tomas muy jugosas que van a ir en la película, fue el cumpleaños de Ganesh, ¿sabes? Fui con Gautam a la playa donde los peregrinos llevaban dos estatuas enormes de yeso para tirarlas al mar, eran dos enromes elefantes, con muchos colores, uno estaba en la postura del Shiva danzarín y el otro sentado con las piernas cruzadas, grabé a los peregrinos enloquecidos tocando tambores con toda furia y después grabé cuando se zambullen con las estatuas y las cabezas de los elefantes hundiéndose en el agua. Gautam me dijo que esa ceremonia era nueva en Chennai, que ahora hay un auge peligroso de nacionalismo hindú, y hacen esto para provocar a los musulmanes, y que esto es solo una muestra de lo que va a ocurrir…
(continuará)
7 comentarios:
Hola Andres
Estuve ese sabado en Canasta cuando pasaste peliculas con Caldini. Recien leo en el blog como fue tu primer encuentro con el local-galeria. Muy bueno.
Una amiga quiere hacerte una entrevista para una pubicacion que estoy editando por internet (acaba de empezar), www.m-o-l-d-e.com
Podra ser?
Saludos
Juan
Adelante, Juan. Decile a tu amiga que se comunique por este mismo medio...
Andrés
José: Print the legend INDEED! Hace como 15 años que no "enciendo un cigarrillo"... Pero supongo que queda bien, como una contravención más al reglamento zen...
te juro que visualice un cigarrillo. Lo que es la mente que no para de impromir leyendas
"impromir" leyendas es como una mezcla de improvisar imprimir y prometer, todo muy apropiado...
en Fotografías, la figura de José Rivarola cumple la función del mensajero, de puente entre dos mundos, India y Argentina. Hermes
es la deidad occidental equivalente a Ganesha, protector de la literatura y el comercio.
Es EXACTAMENTE eso, Claudio. Parece que hubieras leído el guión ja ja!
De hecho, en el montaje con Alejandra, pensamos un poco el relato en función del "viaje del heroe" del que habla Joseph Campbell en "El heroe de los mil rostros". Y asi como José viene a ser el "mensajero", Ramachandra Gowda es quizás el barquero que te hace cruzar el río, y mi viejo el Guardián de los Secretos, etc (estoy inventando papeles, pero los títulos son lo de menos).
No había pensado que Hermes fuera un equivalente de Ganesha... interesante...
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