Ayer Verónica Chen me habló de su viaje a la China y de las dudas que tiene en torno a un posible proyecto autobiográfico que no sabe si tiene ganas de abordar. El Papá de Verónica es chino (en realidad, debería decir era chino ya que está muerto, pero con los padres nunca se sabe si correspone hablar en pretérito perfecto o presente continuo...) Vino a la Argentina en 1942, cuando tenía veintipico de años, "escapando" --esa es la palabra que usó Verónica, pero no dijo de qué-- no sé si del comunismo o, simplemente, de la familia, como mi propia madre que en los años 50 se "escapó" de la India, de su familia y, probablemente, de un matrimonio arreglado.
Verónica me contó algo que me hizo recordar demasiado mis primeras impresiones de la India, cuando fui por primera vez para filmar "Fotografías". La sensación de ajenidad total, miles de chinos en la calle, todos de alguna manera "marcianos" para ella pero, a la vez, cada uno de los chinos que veía por la calle... era igual a su papá.
-Pero entonces no te era tan ajeno, dije yo.
-Es que para mí mi Papá era un marciano, dijo Verónica.
Ese ida y vuelta entre lo familiar y lo desconocido, donde lo familiar se vuelve extraño y monstruoso y donde lo ajeno se vuelve extrañamente familiar, es exactamente la definición que hace Freud de "lo siniestro". Eso explica en parte la dificultad para encarar un proyecto artístico con semejantes materiales.
Después, Verónica me mandó por email, como "regalo", la foto de su padre que publico arriba (con su autorización, dicho sea de paso).
Yo le escribí: Me gustó mucho la foto, muy evocadora, mi imaginación se pone inmediatamente a trabajar, qué está pensando tu Papá, en qué momento está, de dónde viene, qué imagina como destino, será lo que se había imaginado allá en China, qué recuerdos lo ocupan en ese momento, qué broncas tiene con la familia que quedó atrás, qué heridas le produjeron sus viajes, qué futuro sueña para su hija... Y otras más y eso que ni siquiera es MI papá! Es que lo que sucede en estos casos es que uno siempre empieza a pensar en sus propias cosas.
Verónica contestó: Creo que me pasó lo mismo con Fotografías, y me emocionó muchísimo, de hecho creo que ahí empecé a pensar que se podía hacer algo con el bagaje familiar en cuestión. Te habrá pasado, es tan “distinto” que no sabés muy bien por donde empezar a mirar... a mí me pasa que todo me resulta fantasioso... por ej. filmé algo de ópera china, pero en un teatro berreta, chiquito, los artistas son buenísimos, pero no hay nadie... no es fastuoso, es el fasto en decadencia... a la vez, eso se me mezcla con mi viejo cantando ópera en casa vestido con la túnica azul de entrecasa y las imágenes que vi de chiquita, de ópera pero en su esplendor, películas supongo.
Y le acabo de mandar este mail que agrego acá: Qué curioso que digas que todo te resulta “fantasioso”. Vos sabés que el proyecto de “Fotografías” empezó cuando mi viejo me pasó una caja con fotos viejas, sin demasiadas explicaciones. Durante un buen tiempo, me quedé mirando las fotos, sin preguntarle nada a mi viejo, imaginando, fantaseando, como si se tratara de imágenes de una novela exótica, o de una película muda, muy raro imaginar la vida de tus padres de esa manera. Es muy linda la imagen “doble” de ese teatrito y de tu viejo cantando ópera con la túnica azul de entrecasa. Me pregunto si ese tipo de imágenes dobles, o asociadas, no será una de las claves del trabajo que tenés que abordar.
Lo gracioso del caso es que Verónica no me mandó a mí la foto del padre sino que la envió a un grupo colectivo del que ambos participamos (el Proyecto de Cine Independiente).
No me pude resistir: Vero, voy a pecar de psicología barata y zapatillas de goma, pero me atrevería a decir que no fue casual que hayas mandado por error la foto de Papá a todo el mundo...
Continuará...
1 comentario:
verónica, la foto de papá Chen...No puede más!!!
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