lunes, 15 de septiembre de 2008

Diario de la India (1 y 2)


En respuesta a la carta de José Rivarola, voy a publicar extractos de unos apuntes sobre la experiencia de hacer Fotografías.

1.

Quiero hablar de mi experiencia haciendo un documental, aún en proceso, que se llamará Fotografías. Para no complicar las cosas, podría decir que trata de mi relación con la India, donde nació mi madre. Mi padre es argentino de origen italiano, algo muy común en la Argentina como ustedes saben. Pero hindúes en nuestro país casi no hay. Por eso, en mi novela familiar, mi madre siempre fue “la única hindú de la Argentina” (eso hasta que encontré al “otro” hindú de la Argentina: pero tampoco les quiero anticipar toda la historia). 

En la película, esa relación se cuenta en primera persona, a partir de una serie de fotografías que evocan la vida de mi madre. También se cuenta a través de recuerdos e imágenes relacionadas con la India y con una identidad hindú que nunca quise –o nunca pude— asumir como propia. En parte porque mi madre no quiso –o no pudo— trasmitirme nada de su cultura, en parte por alguna experiencia traumática de mi infancia, pasada en Londres, donde descubrí que ser identificado como hindú era pertenecer a una categoría indeseable. Toda esta problemática cobra inmediatez, en el documental, a partir de un viaje a la India: mi primer viaje a la India desde un único y lejano viaje anterior en la infancia.



2.

Ante la perspectiva del viaje a la India, me puse a leer testimonios de viajeros. Por ejemplo, el de mi colega cineasta Louis Malle, que realizó en 1970 una serie legendaria de nueve documentales sobre la India, L’Inde fantome. Se publicó recientemente en Francia un cuaderno de trabajo registrado durante aquella experiencia. Trascribo un apunte de Malle que yo mismo podría haber anotado: “19 de enero. El peligro de esta empresa está en perder el lado subjetivo, al trabajar con una realidad tan complicada, tan absorbente”. Hasta puedo llegar a entender la sensación que expresa una frase, excesivamente francesa, como “L’Inde, ça n’existe pas”. 

Pero lo que no puedo compartir –por más que quisiera— es la permanente sensación de ajenidad que se repite, en los cuadernos de trabajo y también en la voz en off de Malle, con la inapelable constancia de un leitmotiv. Cerca del final del viaje, Malle anota: “¿Cómo ser un indio? La gran pregunta –la extrañeza, la diferencia, el exotismo, el folklore— que vuelve una y otra vez. Esas miradas inquietantes, inexplicables, esa interrogación de ida y vuelta, nosotros que los filmamos sin entenderlos, ellos que nos miran filmarlos como si fuésemos marcianos. Dos mundos que se tocan sin penetrarse: eso es todo lo que hay, entre la cámara y el sujeto”.

Aunque pueda compartir cierta sensación de exotismo, o incluso de ajenidad, yo –a diferencia de Louis Malle y de tantos viajeros europeos u occidentales— no puedo dejar de sentirme involucrado. Mi “lado occidental” puede identificarse con la perplejidad de los viajeros ante la “otredad” de la India, pero al mismo tiempo no puedo dejar de sentir que si esos viajeros se encontraran conmigo –con mi cara de hindú— yo también sería “el otro”. La sensación incómoda que me producen todos esos textos es esa: están hablando del “otro” pero están hablando de mí.


fotos: 1. Andrés Di Tella en Madrás durante el rodaje de "Fotografías"; 2. Chennai Cool Bar (Chennai es el nombre actual de Madrás); 3. Andrés Di Tella y Gautam Apparao, primo y "otro yo", en la terraza de la casa natal de Kamala, en Nuzvid, Andra Pradesh.

12 comentarios:

Alejandra Almirón dijo...

Recuerdo cuando leí por primera vez el guión que entonces se llamaba Viaje al país de mi madre.
Creo fue de contrabando (sorry, había una copia impresa muy a mano en aquella oficina caótica de Cineojo).
Es decir, nadie oficialmente me lo había dado para que lo leyera, ni sabía que iba a ser la editora.
Me había fascinado con varias secuencias que transcurrían en Londres, entre otras.
Muchas historias que no formaron parte de Fotografías.
Fui sorprendida, una tarde por Andrés que ya estaba filmando e intentaba planificar la edición.
Fue una gran sorpresa saber que podía ser parte del viaje.
Imagino que él sufrió bastante el parto: el rodaje, el montaje...
Debería sentir un poco de culpa porque para mí fue una experiencia extraña, estimulante y recién en la última etapa del trabajo, me di cuenta de la dimensión catártica de la peli que se estaba mandando.
Leyendo este post de Andrés, me quedé pensando en los timelines a medio armar de Kamala en Londres con su amiga (¿Amanda?), la ex compañera de colegio de Andrés(¿Kate?), Anita paseando su caballo y recordando su curación con Kamala, José en una montaña relatando la época jipona en la que decidió irse a la India, Rama y José peleándose amigablemente en Epuyén, Rocco en la bici, con el sonido del tambor hindú (¿tablas?)...
¿Me estoy olvidando de alguna escena?
Ah..., había varias partes del guión, muy jugosas que nunca fueron filmadas.
¿O lo estoy imaginando?

Fotografías dijo...

Ah... yo mismo había olvidado algunas de las cosas que filmamos y que vos ahora recordás. Imaginate si me voy a acordar de las que ni siquiera llegamos a filmar. Lo cierto es que en la película había de todo. Las que mencionás eran todas escenas que tenían lo suyo. Algunas entrañables desde lo vivido y testimonial, como los recuerdos de José Rivarola en la montaña de Arunachala, que en el montaje final quedó finalmente reducido casi a la nada (pero tal vez da para imaginar el resto?). O la escena de Ana con su caballo que, ya desde el momento que la estaba filmando, sentía que se trataba de una escena muy poderosa, por la sinceridad y emoción con que Anita estaba pelando su historia. Jamás imaginé que esa secuencia quedaría afuera. Y sin embargo...

Y Rocco en la bici, la cara al viento, con el repiqutear de las tablas de Alejandro De Raco de fondo (y la de De Raco reparando las tablas de Kamala es otra escena que quedó afuera). Esa escena de Rocco, por cierto, creo que fue casi la primera escena que realmente llegué a visualizar, muy al principio, cuando estaba imaginando una película. Es increíble haberla filmado, que haya queda bastante parecida a lo que había imaginado y que, al final, haya quedado afuera. El proceso de montaje de esta película fue bastante particular. Recuerdo, en ese sentido, cosas que descubrimos cerca del final, cuando estábamos tratando de reducir metraje por todos los medios, pero por algún motivo decidimos volver a revisar los originales, a ver si habíamos pasado por alto algo que no podía quedar afuera...

Fotografías dijo...

Asi que habías leído el guión de querusa? Antes de que yo te lo diera! Recuerdo, eso sí, que cuando estábamos trabajando en el montaje, vos cada tanto me remitías al guión y yo pensaba: "pero eso que tiene que ver!" como si el guión lo hubiera escrito otro. Es que de algún modo yo era otro, antes del rodaje y antes del viaje a la India. Igual, seguro había algo en el guión que era verdad. Pero yo en ese momento ya no podía volver a leer el guión que, me parecía, había quedado totalmente invalidado por la experiencia del rodaje y del viaje y de la lucha con el material grabado y la experiencia vivida...

en fin

Alejandra Almirón dijo...

También recuerdo que en el guión la relación de tu mamá con el cine, estaba contado de una manera muy particular. Esto quedó en el corte pero muy diferente a esas ideas originales.
Y de tu viaje a la India, lo que no logró entrar, creo no había manera, es el paseo frustrado de Rocco con un elefante, nada menos.

Fotografías dijo...

¡Uy! ¡Nos olvidamos del paseo frustrado de Rocco en elefante por la selva! Y la historia de que la elefanta en la que iba a andar Rocco se "enamoró" y se rajó con un elefante salvaje...

Y la historia de las marionetas poseídas por un espíritu maligno...

y... y...

¿habrá que empezar de nuevo?

claudio caldini dijo...

¿habrá entonces una "edición especial" de Fotografías?

Fotografías dijo...

O --¿por qué no?-- una remake...

Alejandra Almirón dijo...

pero en esta remake, tiene que quedar afuera el plano del perro corriendo a la camioneta de Andrés...

Fotografías dijo...

Ni lo sueñes, Tijerita Veloz!

claudio caldini dijo...

Siempre quise ver L'Inde fantome.
En 1974 me dijeron que Malle había filmado en Pondicherry.

claudio caldini dijo...

Siempre quise ver L'Inde fantome.
En 1974 me dijeron que Malle había filmado en Pondicherry.

Fotografías dijo...

yo la tengo en versión francesa sin subtítulos, si te interesa. El texto es justamente de lo más interesante, aunque algunas cosas no me suenen del todo bien...

Tiene secuencias fantásticas.