-¿Y? ¿qué te pareció?
-Buena…
-Yo pensaba que era de Carpenter, el mismo de The Thing. Después me di cuenta que era de otro director, Brian de Palma. Pero, en los años 70, cuando yo empecé a ver cine, eran dos directores que andaban por caminos parecidos.
-¿Ah, sí?
-Los dos hacían películas de miedo, o de terror, pero terror “psicológico”, para llamarlo de alguna manera. Creo que esta fue la primera novela de Stephen King en llegar al cine. Y Carpenter también hizo alguna de él.
-¿Leíste a Stephen King?
-No, nunca. Pero debe ser bueno, ¿no?
-Hay un novela de Stephen King, 1408...
-¿La leíste?
-No. Vi la película.
-¿Y de qué va?
-Uh, me da fiaca contarte ahora...
-Pero, bueno, ¿esta te gustó?
-Sí, está buena. La hace medio larga al final. Te hace sufrir mal, pero ya sabés lo que va a pasar.
-Justamente, toda la tensión que crea al final es lo mejor de la película, cómo te muestra todo lo que va a pasar antes de que pase. Esa sensación de inevitabilidad es tremenda, insoportable. El balde de sangre que cuelga y que le va a caer encima a ella, en su único momento de felicidad. A mí me hizo saltar alguna lagrimita. Y todo lo que pasa, la violencia, la sangre, que entre paréntesis no es tanta, con el tiempo quedó como juego de niños, todo eso pasa por lo que le pasa a ella.
-Ella es el demonio –dictamina R.
-¿Te parece?
-Obvio. Fijate cómo mata a la madre, queda como Cristo clavado en la cruz. Carrie es el demonio.
-Es verdad lo de la madre. Pero para mí la madre es como el anti-Cristo. Ella es la culpable de todo, por cómo la encierra en el ropero por nada, etc, etc. Todo el problema empieza porque nunca le quiso explicar a Carrie lo de la menstruación, que le viene a todas las chicas a esa edad. Carrie, en la ducha, piensa que se está muriendo porque le sangra…
-Es el demonio. ¿No viste que al final, cuando están encerradas en el ropero y se les viene abajo la casa, aparece ese especie de demonio negro? Y está en la misma posición que la madre.
-Sí, eso es raro. Pero el demonio ese, si es un demonio, no sé si no es un Cristo negro.
-Es el demonio.
-Puede ser. Quizá el demonio sea la sexualidad. Siempre es interesante fijarse por dónde un director decide empezar. La película empieza con esa escena de la ducha, en la que aparecen todas las compañeras de Carrie en bolas, y Carrie misma se está lavando, en cámara lenta, como si estuviera descubriendo su cuerpo, casi como si se estuviera haciendo la paja. Por ahí tiene razón la madre: es una pecadora.
-Pero, bueno, ¿esta te gustó?
-Sí, está buena. La hace medio larga al final. Te hace sufrir mal, pero ya sabés lo que va a pasar.
-Justamente, toda la tensión que crea al final es lo mejor de la película, cómo te muestra todo lo que va a pasar antes de que pase. Esa sensación de inevitabilidad es tremenda, insoportable. El balde de sangre que cuelga y que le va a caer encima a ella, en su único momento de felicidad. A mí me hizo saltar alguna lagrimita. Y todo lo que pasa, la violencia, la sangre, que entre paréntesis no es tanta, con el tiempo quedó como juego de niños, todo eso pasa por lo que le pasa a ella.
-Ella es el demonio –dictamina R.
-¿Te parece?
-Obvio. Fijate cómo mata a la madre, queda como Cristo clavado en la cruz. Carrie es el demonio.
-Es verdad lo de la madre. Pero para mí la madre es como el anti-Cristo. Ella es la culpable de todo, por cómo la encierra en el ropero por nada, etc, etc. Todo el problema empieza porque nunca le quiso explicar a Carrie lo de la menstruación, que le viene a todas las chicas a esa edad. Carrie, en la ducha, piensa que se está muriendo porque le sangra…
-Es el demonio. ¿No viste que al final, cuando están encerradas en el ropero y se les viene abajo la casa, aparece ese especie de demonio negro? Y está en la misma posición que la madre.
-Sí, eso es raro. Pero el demonio ese, si es un demonio, no sé si no es un Cristo negro.
-Es el demonio.
-Puede ser. Quizá el demonio sea la sexualidad. Siempre es interesante fijarse por dónde un director decide empezar. La película empieza con esa escena de la ducha, en la que aparecen todas las compañeras de Carrie en bolas, y Carrie misma se está lavando, en cámara lenta, como si estuviera descubriendo su cuerpo, casi como si se estuviera haciendo la paja. Por ahí tiene razón la madre: es una pecadora.
-¿...?
3 comentarios:
Ja ja. R es el demonio!
Me parerece e esta tomando clases con Faretta a escondidas tuyas.
Ya es fan de Carpenter. Ahora esta interpretación cristina no ortodoxa de De palma.
Ah; y le gustaba Scorsese, ahora que me acuerdo…
Ya está. R es ya un faretiano irredimible! Attenti!
saludos
A.R
Ja! Sonamos! Si ahora se meten faretta y la interpretación no ortodoxa de cristina, la cosa se va a empezar a complicar. ¿Qué dirá aníbal fernández de todo esto?
jaja.. Quise decir cristiana.. pero un interpretación "Cristina no ortodoxa" no dejaría de ser interesante....
A.R.
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