viernes, 20 de febrero de 2009

La clave

"Como el policía se dio cuenta de que algo raro pasaba y que estaban asaltando el negocio, salí de uno de los probadores, donde tenía a las dos vendedoras, le apoyé el revólver en el estómago y le disparé dos balazos. Como no caía y seguía forcejeando, mi mujer le sacó el arma y le pegó dos tiros en la espalda."

Así, el sospechoso identificado por fuentes policiales y judiciales como Ernesto Daniel Luque confesó ante un grupo de fiscales cómo mató al suboficial mayor Aldo Garrido durante el asalto a un local de venta de ropa masculina, en San Isidro.

(…)

La clave que permitió esclarecer el homicidio fue un llavero con la fotografía de un chico de 5 años, con el uniforme de un jardín de infantes y su nombre en la corbata, hijo de la pareja de sospechosos que anteayer por la mañana ingresó en el negocio de Chacabuco 361, en San Isidro. (…) Según fuentes policiales y judiciales, la punta del ovillo para esclarecer el homicidio de Garrido fue hallada cuando los peritos policiales revisaron la escena del crimen. Dentro del local, encontraron una pequeña cartera que, entre otros objetos, tenía el mencionado llavero y dos boletos de colectivo de la línea 237, que cumple el recorrido entre José León Suárez y Liniers.

Debido a que en los boletos figuran el horario en el que fueron emitidos y el interno en el que se realizó el viaje, los fiscales y los detectives lograron establecer que la pareja, a las 8.30, había tomado el colectivo asignado al ramal que, desde José León Suárez, pasa por Villa Lanzone y William Morris.

Tres horas y media después del asesinato de Garrido, los investigadores comenzaron a recorrer todas las escuelas y jardines de infantes del área comprendida por Villa Lanzone, William Morris y Pablo Podestá, por donde pasó el interno que abordó la pareja a la hora que figuraba en los boletos.

Divididos en grupos de tres, los detectives recorrieron las escuelas con copias de la fotografía del pequeño que estaba en el llavero encontrado en el local donde mataron a Garrido con el fin de establecer si alguna de las docentes reconocía al niño que tenía el nombre en su corbatín.
Anteayer, al final de la tarde, los policías ingresaron en un jardín de infantes de la localidad de Pablo Podestá y encontraron la misma pared que los alumnos pintaron con sus manos mojadas en temperas de distintos colores y que estaba como fondo en la fotografía del llavero descubierto en la escena del crimen.

Luego de que una de las responsables del establecimiento reconoció al pequeño e identificó a los padres, los policías localizaron la casa de los sospechosos y montaron un operativo de vigilancia para determinar si estaban en la vivienda, situada en Benito Pérez Galdós al 8800.

En los primeros minutos de la madrugada de ayer, los policías irrumpieron en la casa y sorprendieron a la pareja.

foto: Detenida y acusada del crimen (Telam).


8 comentarios:

Pilar Mandl dijo...

¿Es real? curioso cómo la realidad se "parece" a la ficción...
Gracias por compartir.

Fotografías dijo...

Sí, es real.

Me mata el momento en que los policías llegan al jardín de infantes de Pablo Podestá y encuentran la misma pared que los alumnos pintaron con sus manos mojadas en temperas de distintos colores y que estaba como fondo en la fotografía del llavero descubierto en la escena del crimen...

Creo que soñé con ese niño.

Alejandra Almirón dijo...

Ladrones que matan a un policía, que viajan en colectivo, que llevan la foto del nenito en un llavero, que dejan caer sus objetos personales luego del crimen... y después uniformados que recorren escuelas... No puede ser cierto... Es un invento de la tele y de los diarios.

Firbinski dijo...

Es tremendo: no sólo el crimen, pero la situación del niño... ¿Qué pasó después?
El episodio reescribe la larga tradición literaria de las manchas de manos en la pared. Pero esta vez son las manos inocentes las que pierden a los criminales.
Hace una semana vi, por primera vez, tu "Reconstruyen el crimen de la modelo" y no puedo evitar dejar de pensar en asuntos paralelos.
Abrazos.

Fotografías dijo...

Paul: qué bueno verte por aqui nuevamente.

Perdón por la ignorancia, pero ¿cuál es la tradición literaria de las manchas de manos en la pared?

Y sí, "Reconstruyen crimen de la modelo". Siempre hay alguien que reconstruye el crimen. Casi nunca son los sospechosos...

Uno podría imaginarse el relato narrado, años después, por el niño.

Firbinski dijo...

No sé, pensaba en "El médico de su honra" (tragedia de Calderón), en las manos siempre ensangrentas de lady Macbeth, y en algunas otras manos. Luego me parece un lugar común del policial. Aquí las manos son del todo inocentes, y culpan a los padres. El asunto me excede. El uso de la fotografía como clave policial le da un sentido sobrecogedor a las manitos.
Abrazos, Andrés.

Fotografías dijo...

Will all great Neptune's ocean wash this blood clean from my hand? No, this my hand will rather the multitudinous seas incarnadine, making the green one red...

Of course!

Lo sobrecogedor de las manitos en la pared es que son inocentes y culpan a los padres, pero también condenan al niño, al mandar a sus padres a la cárcel.

Anónimo dijo...

desesperante...