Nan Goldin (3)

Alejandra Uslenghi sent you a message.
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Subject: Comentario sobre Nan Goldin
Tu post sobre Nan Goldin y el comentario sobre el cine me hicieron acordar de un texto sobre su fotografía que escribí hace años para Inrockuptibles, creo que en el 2000, cuando recién me había mudado a NY y vi su exposición y charlé con ella sobre "La balada... veinte años despues" en Matthew Mark. (Escribía sobre arte para la revista en esa vida previa, además de otras cosas). Lo busqué, lo releí y recordé qué asociación con el cine había hecho en ese momento, pero que me sigue pareciendo pertinente... ¡Cassavetes! La ultima muestra de Goldin que vi era de paisajes en color, y entraba en otro tipo de lenguaje. Lo pego a continuacion... facebook parece no aceptar attachments.

por Alejandra Uslenghi

Nan Goldin editó por primera vez “La Balada de la dependencia sexual” en 1986; desde entonces sus crudas y dramáticamente bellas imágenes se deslizaron en el inconsciente fotográfico como un clásico de la década del ochenta. El exceso, la intensidad y la oscuridad de la pasión amorosa; la autodestrucción y el nihilismo como formas experimentales de relación con el mundo, y las transformaciones del cuerpo, tal como sus fotografías lo exploran, son los resabios de una epoca que quedaron brutalmente expuestos en sus fotografías.

A mediados de los setenta, cuando la escena fotográfica americana estaba dominada por la prolijidad y el lirismo de un documentalismo en blanco y negro, de perfecta impresión y preferentemente naturalista, Nan Goldin apuntó su cámara hacia el interior de su comunidad de amigos y hacia ella misma. Sus fotos comenzaron siendo lo que aun hoy es su sello personal: el snap-shot, imagenes de luz frontal, casi sobreexpuestas por la luz del flash, un contenido crudo asi como tambien un encuadre brutal.

El glam entraba en su ocaso , el punk cobraba fuerza por su capacidad de expresar la angustia, la desazón y la inacabable potencialidad de ser joven. Nan Goldin buscaba en la fotografía una forma de permanecer, de preservar una esencia que veía diluirse desde el suicidio de su hermana a los once años. Supo desde el comienzo que la autenticidad de los snaps-shots que obsesivamente tomaba entre sus amigos, su familia adoptiva, serían un irreductible documento tan válido artísticamente como cualquier otra forma de fotografía. “La balada de la dependencia sexual” comenzó como un show de slides que Nan presentaba en discos, clubs y cafés. Retrata sin pudor alguno los intensos momentos compartidos con su grupo, escenas de brutal erotismo, de alcohólica somnoliencia, de euforia artificial y patéticos fin de fiesta. Sus fotos no solo hacen justicia a cualquiera de las poses que sus amigos quisieran adoptar sino tambien exponían las incongruentes emociones que las inspiraban. 

Logrando una perfecta entrega a la cámara, Nan alcanza una singular empatía que potencia la sensualidad y el dolor que sus imagenes despiertan. Sus shows comenzaron a tener exito entre la comunidad de artistas, fueron comparados con los primeros films de Warhol, pero quizás un referente directo sea la intensidad y el realismo de John Cassavetes. En esos “años de fiesta”, como Nan los recuerda no sin ironia, su fotografía llegó a puntos extremos. Su relación con Brian, “el típico artista lleno de furia y vacío”, descripta como “intensa, celosa, sexual y ligada por las drogas”, pasó a ocupar todo su tiempo y se convirtió en el centro su trabajo. A fines de 1984 en Berlin, los golpes dejaron marcas en su cuerpo y decidió fotografiarse para no olvidar. Finalmente, el Sida, las sobredosis y un suicidio marcaron un final y un cambio existencial que pronto se reflejo en su trabajo. Nan Goldin se internó en una clínica de rehabilitación y por un tiempo no pudo fotografiar. Luego, como parte del proceso, comenzó a enseñar fotografía en Harvard, tuvo que hacer trabajo comunitario en la biblioteca limpiando negativos mientras en las aulas ya se trabajaba su obra.

De una imposible belleza son las imágenes que documentan la enfermedad y las consecuencias del Sida. Hay un poder indiscutible en toda fotografía que trabaja cerca de la muerte, mas allá de la habilidad o la pureza de intención de quien las tome. Pero la fuerza del trabajo de Goldin reside en el hecho de que ella conoció y retrató a sus protagonistas cuando eran bellos, rebeldes y sin miedo a nada y aun está presente en el momento en que mueren casi delante de su cámara. Sus fotos irradian esa incredible complicidad.

Para sacudirse tanta muerte y vacío, Nan Goldin volvió a comienzos de los noventa a New York y se mezcló en el under queer, documentó la nueva escena de drag-queens y clubs tranformistas, la hiperactividad nocturna. A partir de entonces sus fotos buscan un contenido más espiritual, como lo define la autora, y comenzaron a abrirse nuevos espacios, donde cierto paisajismo y un retorno a la naturaleza es posible, aunque siempre conservando el tormento y la inquietud. Al poco tiempo comenzó una colaboración con el fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki, con quien partió a documentar la cultura joven de Tokio. El resultado fue “Tokio Love”, un libro mas tierno que parece centrarse en la potencialidad de un estilo, la apropiación de un estilo, lejano a la autodestrucción que su generación experimentó. En 1996 su obra y su particular estilo encontró una merecida consagración en la retrospectiva que el Museo Whitney mostró. “Seré tu espejo” es el libro que documenta esa muestra.

Hoy (2000) casi veinte años después de que “La balada” comenzara a tomar forma artística, Nan Goldin vuelve a exponer una nueva serie dedicada a la memoria de sus amigos. Las paredes de la galeria Matthew Mark en New York se poblaron con casi cuatrocientas nuevas imagenes en las que pueden reconocerse sus temas mas obsesivos. Sus amigos de siempre, algunos ya no están, se muestran ciertamente transformados. El tiempo transcurrido se inscribe en sus cuerpos, asi como tambien en el rostro de la propia Nan Goldin. Las escenas son igualmente triviales, domésticas pero igualmente poderosas en su poder de conmoción. En la pose más obvia, en el encuadre mas casual Nan Goldin les roba un momento revelador. 

Una serie particular se centra en la relacion que Nan Goldin tuvo con una pareja de amigos franceses y su pequeño hijo en el ultimo año, en su residencia en París. La intimidad de esa pareja, sus cuerpos, su hijo, se entrega completamente ante la camara. Goldin capta los instantes más simples y mas complejos de una vida en común. Como una posible continuación de “La balada” esta serie es el reverso de la dependencia sexual, Goldin explora las vicisitudes de la convivencia y la maternidad. Este aspecto se hace mas relevante en la serie de retratos en los que se expone en multiple formas el cuerpo de una madre. Mujeres embarazadas, mujeres que alimentan a sus bebés, que sostienen el pequeño cuerpo del hijo, despliegan un espacio más esperanzado e íntimamente conmovedor. Goldin se pregunta no sólo por las tranformaciones del cuerpo de una travesti, de una drag-queen, de un homosexual o una lesbiana sino que también interroga con su cámara la dependiencia que genera el cuerpo de una madre.

Finalmente, la última serie evoca el momento de disolución y muerte. Un diario documental de internación en un hospital, retrata el espacio constreñido y limitado que nos reserva la enfermedad: una habitación, una cama y una ventana. Lo que altera la monotoniía es la visita de los amigos que la autora fotografía uno a uno, con sus presentes para la enferma, los pequeños alicientes que sin embargo no logran desvirtuar la tensión y el dolor que se respiran en esas imagenes. Veinte años después de “La Balada de la dependencia sexual” hay en Nan Goldin un estilo de ver el mundo que no ha envejecido, hay una temor a la disolución que la fotografía parece atemperar, una mirada más serena y melancólica que se ha vuelto aun más introspectiva y que sigue rastreando las historias de vida. La pregunta que su cámara sigue presentando ante nosotros es quizá cuán cerca puede uno llegar a estar de otro ser humano y a través de sus ojos ver quién realmente es.

fotos: Nan Goldin (¡obvio!)

Posdata de ADT: no quiero abrumar a los lectores del blog, pero se puede ver por YouTube un documental que hizo la propia Goldin para la BBC, I'll Be Your Mirror.