Entrevista a Claudio Caldini
por Blanca María Monzón
¿Cómo fue tu reencuentro con Andrés?
Desde 1990 nos vimos cada tanto con los videastas pioneros, luego en algún estreno de sus películas, en la escuela de cine o en el museo de arte moderno. Cuando filmamos una secuencia para Fotografías junto a Robertino Granados que después quedó fuera del montaje. En 2008 volví a armar un grupo para estudiar el cine experimental donde conozco a Guillermo Ueno. Andrés llega a la semana siguiente y comienza las crónicas del taller en su blog. Organizamos una sesión de cine en la vereda de Canasta, la pequeña galería-librería de Ueno en Colegiales, donde vemos la secuencia descartada y el metraje super 8 que filmé en Pondicherry, India en 1975 y 1979. De allí surgen las conversaciones para el libro.
Cuándo te propuso realizar el documental, ¿lo aceptaste inmediatamente?
Sí, porque el primer boceto del libro me asombra y emociona. Admiraba las películas de Andrés y todo ensamblaba perfectamente.
Hachazos es 1 proyecto multidisciplinario, que incluye un film, una performance y un libro.
¿Como surgen? Y como es tu participación en los tres?
En el film soy un anfitrión a ratos ausente, la performance se modifica cada vez que la hacemos; en la presentación del libro presentaré documentales míos inéditos y un último trabajo de cine expandido, HRZNT. En el libro agrego gran parte de las imágenes.
¿Cómo viviste el proceso de esas “reconstrucciones”?
La primera fue bastante lograda, las otras fracasan desde el vamos, me pregunto si Andrés confiaba en hacer algo parecido a las filmaciones originales o si se propuso que fracasaran desde el plan.
En principio te opusiste a reconstruir el tema del viaje con la valija. ¿Por qué accedés finalmente?
Sólo porque Andrés insistió mucho. Basaba el rodaje en su propio libro y no quería contradecirlo demasiado.
¿Cual es tu lectura respecto de la falta de reconocimiento de los “combatientes de cine experimental”, espacio de pertenencia de Caldini?
En mi caso no puedo decir que me faltó reconocimiento; dentro del campo del cine experimental y pese a lo errático de mi producción internacionalmente tengo un lugar destacado para alguien que trabaja en super 8; en Argentina el medio profesional ve esto como un atropello a la razón, un juego de niños. En el film aparecen solamente unos pocos nombres de cineastas experimentales (con excepción de Chabán que hizo una sola película y nunca se consideró cineasta, actor en todo caso).
¿Podrías contarme un poco de tu relación con Horacio Valleregio, Silvestre Byrón y Narcisa Hirsch?
Conozco a Vallereggio y a Byrón en 1971. Horacio fue mi vecino y tiene una extensa filmografía, colaboramos en muchos proyectos; en 1974 Narcisa Hirsch nos reúne en su taller.
Aprendimos unos de otros. Silvestre Byrón, pese a algunas versiones, nunca participó del grupo del Goethe Institut. Otros nombres fundamentales son Jorge Honik y Juan Villola.
¿Dónde ubicarías tu obra en el panorama del arte en general, tanto en el campo nacional como en el internacional y porqué?
Prefiero ubicarla en un lugar incierto, cerca del cine. Mi trabajo puede ser clasificado como animación experimental, cine lírico, film estructural, expanded cinema, también puede decirse que hago música electrónica o diseño sonoro.
¿Podrías definirme la diferencia entre cine experimental y videoarte?
Una cuestión de materiales y de ideas, de sistemas de percepción y pensamiento diferentes. Nada reemplaza el obturador y el intervalo negro entre fotogramas en el cinematógrafo, ni el espesor de la imagen fotoquímica. Esto llevado también al momento de la proyección, es como recuperar el aura perdida de la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica. Casi exclusivamente proyecto originales de cámara.
¿Que es lo que más rescatás de tus viajes a la India?
Una concepción estética del mundo y de la vida. “La transformación de la naturaleza en arte” según Ananda Coomaraswamy.
Genera una impotencia muy grande en el espectador imaginarte errando en 36 domicilios diferentes, por el término de 10 años. En todo ese tiempo ¿no hubo nunca una ayuda de nadie?
Todo el tiempo tuve la ayuda de mis amigos artistas, músicos, pintores, buenísima gente que entendió lo que yo hacía. Si ellos no hubiera sobrevivido.
La palabra "hachazos" intuye una asociación, con los pedazos. Retazos de vida, probable. ¿Quien eligió ese nombre?
El nombre lo eligió Andrés del relato de mi infancia; mi padre y sus amigos coleccionaban rollos de films en 35mm restaurados de los hachazos con que se los sacaba de circulación luego de su período de distribución comercial. Luego quiso descartarlo como título del film, pero muchos insistimos en que era un excelente título.
En esa idea de mostrar con imágenes, aquello que las imágenes no pueden mostrar, que ocurre de hecho lo mismo con las palabras. Es muy redundante preguntarte si vivir como se filma y filmar como se vive, ¿en qué medida es una elección del sujeto creador?
Creo que al comienzo es una elección que se hace a cada toma, a cada fotograma, en cada libro que se lee, en cada música que se escucha; después es inevitable, se ha vuelto un destino.
Le pregunté a Di Tella la causa de la elección de "Porque hoy nací" y "Cuatro poemas de Mallarme". Ahora te pregunto a vos ya que es la historia de Caldini la que se cuenta, aunque todo este absolutamente conectado.
La pieza de Ravel sobre poemas de Mallarmé estaba entre mis cassettes, la escuchábamos en realidad en el momento de hacer la toma, Andrés eligió dejarla en el sonido desde su fuente original. Porque hoy nací la eligió Andrés por recomendación de Ueno, me parece bien, fui a los primeros conciertos de Manal en 1968.
Me alegra mucho que hayas vuelto a realizar las cosas que están atravesadas por tu pasión. ¿Crees que la experiencia de Hachazos contribuyó a este retomar la vida?
Si, Hachazos es una de esas experiencias que llegan en el momento justo y me ayudó a retomar el cine que para mí es básicamente, una forma de ver y de pensar.
Notas relacionadas: Entrevista a Andrés Di Tella
Hachazos, crítica de Blanca María Monzón
¿Cómo fue tu reencuentro con Andrés?
Desde 1990 nos vimos cada tanto con los videastas pioneros, luego en algún estreno de sus películas, en la escuela de cine o en el museo de arte moderno. Cuando filmamos una secuencia para Fotografías junto a Robertino Granados que después quedó fuera del montaje. En 2008 volví a armar un grupo para estudiar el cine experimental donde conozco a Guillermo Ueno. Andrés llega a la semana siguiente y comienza las crónicas del taller en su blog. Organizamos una sesión de cine en la vereda de Canasta, la pequeña galería-librería de Ueno en Colegiales, donde vemos la secuencia descartada y el metraje super 8 que filmé en Pondicherry, India en 1975 y 1979. De allí surgen las conversaciones para el libro.
Cuándo te propuso realizar el documental, ¿lo aceptaste inmediatamente?
Sí, porque el primer boceto del libro me asombra y emociona. Admiraba las películas de Andrés y todo ensamblaba perfectamente.
Hachazos es 1 proyecto multidisciplinario, que incluye un film, una performance y un libro.
¿Como surgen? Y como es tu participación en los tres?
En el film soy un anfitrión a ratos ausente, la performance se modifica cada vez que la hacemos; en la presentación del libro presentaré documentales míos inéditos y un último trabajo de cine expandido, HRZNT. En el libro agrego gran parte de las imágenes.
¿Cómo viviste el proceso de esas “reconstrucciones”?
La primera fue bastante lograda, las otras fracasan desde el vamos, me pregunto si Andrés confiaba en hacer algo parecido a las filmaciones originales o si se propuso que fracasaran desde el plan.
En principio te opusiste a reconstruir el tema del viaje con la valija. ¿Por qué accedés finalmente?
Sólo porque Andrés insistió mucho. Basaba el rodaje en su propio libro y no quería contradecirlo demasiado.
¿Cual es tu lectura respecto de la falta de reconocimiento de los “combatientes de cine experimental”, espacio de pertenencia de Caldini?
En mi caso no puedo decir que me faltó reconocimiento; dentro del campo del cine experimental y pese a lo errático de mi producción internacionalmente tengo un lugar destacado para alguien que trabaja en super 8; en Argentina el medio profesional ve esto como un atropello a la razón, un juego de niños. En el film aparecen solamente unos pocos nombres de cineastas experimentales (con excepción de Chabán que hizo una sola película y nunca se consideró cineasta, actor en todo caso).
¿Podrías contarme un poco de tu relación con Horacio Valleregio, Silvestre Byrón y Narcisa Hirsch?
Conozco a Vallereggio y a Byrón en 1971. Horacio fue mi vecino y tiene una extensa filmografía, colaboramos en muchos proyectos; en 1974 Narcisa Hirsch nos reúne en su taller.
Aprendimos unos de otros. Silvestre Byrón, pese a algunas versiones, nunca participó del grupo del Goethe Institut. Otros nombres fundamentales son Jorge Honik y Juan Villola.
¿Dónde ubicarías tu obra en el panorama del arte en general, tanto en el campo nacional como en el internacional y porqué?
Prefiero ubicarla en un lugar incierto, cerca del cine. Mi trabajo puede ser clasificado como animación experimental, cine lírico, film estructural, expanded cinema, también puede decirse que hago música electrónica o diseño sonoro.
¿Podrías definirme la diferencia entre cine experimental y videoarte?
Una cuestión de materiales y de ideas, de sistemas de percepción y pensamiento diferentes. Nada reemplaza el obturador y el intervalo negro entre fotogramas en el cinematógrafo, ni el espesor de la imagen fotoquímica. Esto llevado también al momento de la proyección, es como recuperar el aura perdida de la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica. Casi exclusivamente proyecto originales de cámara.
¿Que es lo que más rescatás de tus viajes a la India?
Una concepción estética del mundo y de la vida. “La transformación de la naturaleza en arte” según Ananda Coomaraswamy.
Genera una impotencia muy grande en el espectador imaginarte errando en 36 domicilios diferentes, por el término de 10 años. En todo ese tiempo ¿no hubo nunca una ayuda de nadie?
Todo el tiempo tuve la ayuda de mis amigos artistas, músicos, pintores, buenísima gente que entendió lo que yo hacía. Si ellos no hubiera sobrevivido.
La palabra "hachazos" intuye una asociación, con los pedazos. Retazos de vida, probable. ¿Quien eligió ese nombre?
El nombre lo eligió Andrés del relato de mi infancia; mi padre y sus amigos coleccionaban rollos de films en 35mm restaurados de los hachazos con que se los sacaba de circulación luego de su período de distribución comercial. Luego quiso descartarlo como título del film, pero muchos insistimos en que era un excelente título.
En esa idea de mostrar con imágenes, aquello que las imágenes no pueden mostrar, que ocurre de hecho lo mismo con las palabras. Es muy redundante preguntarte si vivir como se filma y filmar como se vive, ¿en qué medida es una elección del sujeto creador?
Creo que al comienzo es una elección que se hace a cada toma, a cada fotograma, en cada libro que se lee, en cada música que se escucha; después es inevitable, se ha vuelto un destino.
Le pregunté a Di Tella la causa de la elección de "Porque hoy nací" y "Cuatro poemas de Mallarme". Ahora te pregunto a vos ya que es la historia de Caldini la que se cuenta, aunque todo este absolutamente conectado.
La pieza de Ravel sobre poemas de Mallarmé estaba entre mis cassettes, la escuchábamos en realidad en el momento de hacer la toma, Andrés eligió dejarla en el sonido desde su fuente original. Porque hoy nací la eligió Andrés por recomendación de Ueno, me parece bien, fui a los primeros conciertos de Manal en 1968.
Me alegra mucho que hayas vuelto a realizar las cosas que están atravesadas por tu pasión. ¿Crees que la experiencia de Hachazos contribuyó a este retomar la vida?
Si, Hachazos es una de esas experiencias que llegan en el momento justo y me ayudó a retomar el cine que para mí es básicamente, una forma de ver y de pensar.
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Hachazos, crítica de Blanca María Monzón
publicado en leedor.com
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