Hace 30 años, Chris Petit hizo una película,
Radio On, que rompió con el cine teatral o semi-documental social que imperaba por entonces en Inglaterra. Fuertemente influido por el primer Wenders (el mejor, el de
Alicia en las ciudades), Petit hizo una
road movie hiper estetizada y, a la vez, de un raro documentalismo lírico, retratando un universo decadente en blanco y negro de rutas, moteles, estaciones de servicio y puentes, con largos planos filmados desde un auto, la radio siempre prendida -"radio on"- un soundtrack de época sublime, con Bowie y Kraftwerk a la cabeza. Pleno "invierno" de Thatcher.
Radio On fue muy cuestionada en su momento -aburrida es lo menos que le dijeron- pero representó, de alguna manera, una "guerra de un solo hombre" contra el viejo cine inglés, una especie de "Rapado", para traducirlo a términos del cine argentino. Petit fue también fundador de la mítica revista Time Out, reducto de bohemios comunistas, un frente de resistencia frente al Thatcherismo-Reaganismo victorioso, que terminó, hoy, en un franchizing globalizado, una institución en el negocio del turismo internacional. Petit también participó activamente de la televisión alternativa del utópico Channel Four de los 80, junto a sus amigos Keith Griffiths (productor, un nombre clave de esa movida) e Iain Sinclair (uno de mis escritores ingleses favoritos). Para encontrar otro paralelo, es como si le hubieran entregado Canal 7 a los programadores del BAFICI, con César Aira de asesor. Hoy, Channel Four se dedica a los realities. Petit y Griffiths ahora vuelven con
Content, una especie de remake de
Radio On, treinta años después. O, mejor dicho, una vuelta de tuerca para el siglo XXI y, en vez de la radio, está internet.
Content es, también, una
road movie, con imágenes mezcladas de carreteras del Midwest americano, de Inglaterra, de Alemania y, creo, de Polonia. El conductor de
Radio On viajaba solo, alienado del mundo que lo rodeaba. Pero en el asiento de atrás del conductor de
Content -el propio Petit- viaja un niño de 5 años -su hijo Louis-. La reflexión que propone Petit sobre el peso del pasado en el presente se convierte, por esa simple presencia, en una pregunta por el futuro. Y lo que imaginamos para el futuro nunca está libre de esa carga del pasado, como los planes para hacer una ciudad modelo en Auschwitz. ¿Qué hacemos con las cosas que nos formaron, las que hacen de nosotros quiénes somos? Pero esa pregunta se convierte en otra: ¿qué les trasmitimos, y cómo, a nuestros hijos? Recordé aquellos versos famosos de Philip Larkin, el poeta inglés del desencanto que, seguramente, Petit conoce. Pido disculpas pero es intraducible:
They fuck you up, your mum and dad.
They may not mean to, but they do.
They fill you with the faults they had
And add some extra, just for you.
("This Be The Verse", Philip Larkin)
-Andrés Di Tella
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