lunes, 4 de octubre de 2010

El tiempo todo entero

Fui a ver El tiempo todo entero, la obra de teatro de Romina Paula, con un grupito de personas que ya la habían visto, hace unos meses, en una de las primeras funciones. Todos coincidieron en que fue impresionante el crecimiento de la obra en este tiempo, desde aquel estreno dubitativo, recién salida de los ensayos, hasta la contundencia escénica que ha alcanzado la obra hoy (o la semana pasada). Se trata de una versión libre de El zoo de cristal de Tennessee Williams. Romina Paula -no se la puede llamar por el apellido porque suena medio confianzudo- escribió su propia versión porque eran muy caros los derechos de la obra original. Pero hay un trabajo de escritura muy importante y, de hecho, Romina Paula es una escritora notable (recuerdo el impactante texto autobiográfico que leyó hace un tiempo en el Rojas, en el ciclo Confesionario, justo la misma noche del famoso affaire Iuso).

El zoo de cristal es de 1947 y, según leí por ahí, se trata de la adaptación escénica de un guión que nunca se filmó, basado a su vez en un cuento del propio Williams. En ese sentido, el original se pierde en los orígenes. El texto autobiográfico de Tennessee Williams parece haberse transformado en un texto autobiográfico de Romina Paula. La obra de Romina Paula, por otra parte, no podría estar ocurriendo sino aqui y ahora. El trío disfuncional/incestuoso de madre-hermano-hermana del viejo Sur yanqui se ha mudado al barrio de Caballito. Los personajes y los diálogos, absolutamente contemporáneos y localistas, hacen olvidar que hay un clásico detrás. En ese sentido, se trata de una experiencia muy diferente de la que viene practicando en los últimos años Daniel Veronese, que hace extraordinarias versiones de Chejov o Ibsen, pero como quien toca un standard de jazz.

El tiempo todo entero también se destaca de cierta norma del off porteño. No sólo divierte con inteligencia (la norma) sino que, además, emociona hasta las lágrimas (la excepción). Algo de esa emoción deriva, seguramente, de la estructura melodramática de Williams, que sobrevive intacta a la reescritura. También se genera, seguramente, por méritos propios de la dramaturgia y dirección de Romina Paula, con un juego muy sutil de repetición y variaciones. Pero la emoción que produce la obra -para este espectador- sería impensable sin la presencia de la actriz Pilar Gamboa, de una intensidad electrizante, en el papel de Antonia, la hermana que, por decisión propia, no sale de la casa. Antonia defiende su derecho a no hacer nada con argumentos que están a punto de convencernos y sumarnos a la causa. Pero los argumentos se desmoronan por el propio colapso emocional del personaje cuando, al final, se entera que el hermano se está yendo de casa, dejándola sola con la madre. Y ese colapso emocional, inesperado pero lógico, es un verdadero mazazo para el espectador.

Lo que nos dejó pensando, después de la función, es cómo una obra va cobrando carga emocional. Los que habían visto la obra en aquellas primeras funciones estaban asombrados de la distancia recorrida, de cómo un grupo de actores -todo el elenco es buenísimo, no sólo Pilar Gamboa: Esteban Lamothe, Susana Pampín, Esteban Bigliardi- transita una obra, un texto, un escenario determinado, y va encontrando allí sus propias emociones. Como yo estoy en pleno proceso de montaje de mi película, pensé que el proceso de los actores podría ser un trabajo análogo al del proceso de edición. Es como si los actores y la directora, durante todas estas funciones, hubieran estado editando el texto, no en el sentido de cambiar literalmente nada, sino de darle cada uno, a cada momento, un sentido personal y, al mismo tiempo, compartido. Cecilia me recordó que alguna vez le expliqué que, si se tarda tanto tiempo en montar un documental, es porque lleva mucho tiempo descubrir el sentido -y fundamentalmente el significado emocional- de lo que uno mismo ha filmado. ¿Será que algo de eso pasa en el teatro? Se agradecen respuestas. Mientras tanto, no se pierdan El tiempo todo entero.
-Andrés Di Tella


El tiempo todo entero de Romina Paula
Espacio Callejón / Humahuaca 3759 / Teléfono: 4862-1167
Lunes y miércoles - 21:00 hs - Hasta el 19/12/2010

fotografías: 1. Esteban Lamothe y Pilar Gamboa en El tiempo todo entero; 2. Romina Paula.

4 comentarios:

Martín B dijo...

Excelente comentario. Gracias por la recomendación. Trataré de ir.

Fotografías dijo...

vale la pena, Martín. Espero tu respuesta a mi pregunta...

Lucio dijo...

muy buena la reseña, vamos a verla

c. dijo...

esta obra es hermosa, hoy volví a verla por segunda vez en su última función del año y es encantadora, creo que tenés razón con lo que decís, que algo de eso hay.