viernes, 1 de octubre de 2010

Carlos Amorales

Miércoles. Presentación del artista mexicano Carlos Amorales en la "universidad homónima". Amorales, uno de los principales referentes hoy del arte conceptual (aunque su obra mezcla insidiosamente lo conceptual con lo artesanal), está en Buenos Aires dando un taller. La propuesta para los asistentes es: "Intercambiar personalidades, entre los artistas participantes, durante un lapso de dos meses (24 horas al día, 7 días a la semana) adoptando tanto actitudes psicológicas, como posturas físicas, así como maneras de ser y de vestir de la persona elegida. Una vez que cada participante logre transformarse físicamente en el otro, éste dedicara su tiempo en apropiarse radicalmente de sus ideas, intereses y estilo artístico, de forma que procurara elevar esa 'nueva' propuesta artística hacia la excelencia conceptual, expresiva o formal, procurando lograr una notoriedad pública jamás deseada al otro, sino a uno mismo". No sé si logrará su objetivo, pero me hubiera encantado participar del taller. "Nunca hay que ser demasiado uno mismo", decía Gombrowicz.

Me perdí el comienzo de la presentación, pero después de terminada aproveché para espiar los papeles de Amorales (foto aqui arriba). Parece que empezó con la lectura de un texto de WS Sebald (los curiosos pueden hacer clic dos veces en la imagen para ampliar). Amorales plantea el concepto de "intercambio". Me permito citar una carta que, bajo el amparo de esa consigna, le escribió ayer mismo mi amiga Marlene Lievendag, presente en la charla:

Estimado Carlos
Vi el anuncio de la charla , no te conocía. Te googlé, para ver que hacías, porque el título de la charla y la imagen eran atractivas y paradojales, me gustó cierto humor aunque confieso que también me pareció publicitario, un mundo que tengo bastante cercano y con el que estoy en constante “intercambio”.
Empieza bastante en hora. Me pasa algo extrañamente cotidiano con tu obra. Y con tu charla. Un proyector y una imagen que no es tuya. En voz baja leés, y parece que leyeras el texto de otro, sin haberlo leído antes. Al parecer estoy ya inmersa en ese intercambio de retroalimentación constante que intuyo parecer ser lo que más te importa. El libro de otro, tu punto de partida es el otro. Al comienzo dijiste que el origen siempre es algo aleatorio, propio o no , un recorte de la realidad, “alguna impronta que por repetirse infinitamente en la retina pensamos tal vez que se nos ocurrió a nosotros, en un instante". En un momento alguien toma y alguien da , y en otro cambia de roles. No hay límites ni tiempo ni espacio, mientras ocurra este movimiento, este despliegue. Después vuelve el control de esa imagen y un seguimiento perfecto de la misma. Calcar, catalogar, vectores, nombres, puntos….
Qué cómo dónde cuándo, objetivos, combinaciones, ayudantes, maquinas…. controlás cerebralmente todo. Después volvés a soltar, ya tiraste tu piedrita al lago, y las ondas se replican al infinito. Ese juego me divierte, parece divertirte… y respira… Hablás sin decir , jugás con los límites, los interrogás, hacés que los cuestionemos, nosotros. Sin denunciarlo, arremetás con los sistemas productivos, la impunidad , las corporaciones, miedos y fantasías ancestrales… la escala humana.
Nos vemos la proxima!


Habiendo conocido de antemano algo de la obra de Amorales, yo no asocié su presentación con "lo publicitario", aunque sin duda Marlene tiene razón y está en diálogo con ese universo. Uno de sus proyectos más conocidos fue el del sello discográfico trucho-alternativo Nuevos Ricos, que editó en internet discos de grupos de rock de distintos países (México, Rusia, Holanda) que después circularon tanto en ediciones piratas como comerciales legales. Amorales diseñaba las tapas de los discos y nada lo deleitó más que cuando descubrió que los piratas copiaban y "mejoraban" sus tapas para las ediciones truchas. En la conferencia del miércoles, Amorales contó el caso, en algún sentido opuesto, de una obra suya que usaba unas mariposas negras, plagiadas, a posteriori, por una casa de alta moda. Amorales siguió durante cuatro años la pista de las mariposas plagiadas, que se fueron reproduciendo/plagiando/copiando desde un lugar de supuesto prestigio a otros más degradados, terminando en unos calzoncillos marca "Dicky's" que el artista compró por internet. Una exposición brillante -no sé si "publicitaria"- que permitió una reflexión inquietante sobre la circulación de las imágenes en el mundo actual -y sin duda también sobre la publicidad- y el incierto lugar del presunto "creador" de aquellas imágenes. De hecho, al final de la charla, Amorales volvió sobre el libro de Sebald que había leído al comienzo. En cierto momento, se dio cuenta que la imagen de la mariposa -que le habían "copiado"- él la había visto allí, en una foto de Sebald. Una linda parábola, no exenta para mí de cierta emoción.
-Andrés Di Tella


El miércoles 13 de octubre, a las 19hs, habrá otra presentación pública de Carlos Amorales, con entrada libre, en la sede Figueroa Alcorta de la Universidad Torcuato Di Tella, Sáenz Valiente 1010.


fotografías: Andrés Di Tella




2 comentarios:

Anónimo dijo...

holla amigos


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Lucio dijo...

"nunca hay que ser demasiado uno mismo" muy bueno!