Trevisan escribe textos muy cortos, cuentos o esbozos. Parece que pasa sus originales a algunas pocas personas de su confianza pero también a desconocidos. La novia de un amigo de Rafael cada tanto recibe alguno. El amigo de Rafael es fanático de Trevisan. La novia averiguó el recorrido cotidiano del viejo, lo siguió sigilosamente dos o tres veces, hasta animarse a abordarlo un día en el supermercado. Con mucha precaución, le habló de cualquier cosa, sabiendo de su fama de escurridizo. Según Rafael, si alguien le hace alguna pregunta respecto de su trabajo o de su vida, dice ser otra persona. Los que lo conocen, protegen su anonimato. De ese modo, la novia del amigo de Rafael se encontró con Trivesan varias veces, siempre de rigurosa casualidad, hasta que entró en confianza y el viejo le confesó que, en realidad, era escritor.
-¿Ah sí? ¿Y qué cosas escribe Usted?
-Bueno... puedo mostrarle alguna cosita, si no le incomoda. A ver qué le parece...
Y así fue que ella empezó a recibir los textos de Trevisan. La nota simpática es que ella hizo toda la movida por amor, para que el novio tuviera acceso a su ídolo (cuya obra y existencia ella hasta entonces ignoraba). Pero él, por respeto al gran escritor, nunca quiso que ella se lo presente y ni siquiera se permite leer de ojito los inéditos del maestro, por más que se muerda las manos de curiosidad. Agrega Rafael que el viejo tiene un librero amigo, encargado de la tarea de recopilar historias, que alguna gente deja por escrito en la librería o le cuenta al librero y que Trevisan, a veces, recicla en sus propios textos, incorporando algún detalle o la historia entera. No entendí bien el mecanismo, ni cuál es el pacto, ni quiénes son los que dejan sus historias.
Recién, en el camino de regreso de Curitiba, en la escala de Porto Alegre, encontré en la librería del aeropuerto un libro de Trevisan. Los cuentos que leí, de la recopilación A gorda do Tiki Bar, son bastante picantes, al límite de lo pornográfico, con ilustraciones a tono (foto arriba). Más de uno trata de fantasías de sumisión sexual de una jovencita con un hombre mayor, siempre narrado, con abundante obscenidad, desde el punto de vista femenino. Dos cuentos describen con lujo de detalles el tórrido encuentro entre una joven estudiante y su profesor. El encuentro casual de la chica con Trevisan cobró de pronto otro cariz. Me imaginé qué pasaría por la cabeza de la novia del amigo de Rafael al leer los escritos lujuriosos del maestro. Me pregunté también cómo serían luego los encuentros, cargados de tensión sexual, para la "devolución" de lo leído. También pensé en qué ratones bizarros se haría el amigo. A lo mejor, sólo se trata de literatura.
Ahora que pongo todo esto por escrito, por otra parte, me surge la sospecha de que el amigo es un personaje de ficción y que a lo mejor no es otro que Rafael el que deja sus historias en la librería Joaquím.
-¿Vas a hacer una película sobre Trevisan?
-No sé, no sé. No creo que sea posible.
-Pero te gustaría.
-Sí.
-¿Sería autobiográfica también?
-Sólo un poco.
-Andrés Di Tella
Anotado el lunes 25 de octubre en el vuelo Curitiba - Porto Alegre - Buenos Aires.
4 comentarios:
Hay una frase en alemán que a mi me gusta mucho: "Aprendemos a soñar y un día llegamos mas cerca de la verdad".
y hay una frase en portugués que me gusta a MI: "De perto ninguém é normal..."
Bueno, a mi me gustan las dos! Lástima no haber podido conocerle en Curitiba, Andrés, pero veo que ha tenido un buen anfitrián.
Saludos!
Muy interesante
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