viernes, 5 de diciembre de 2008

Melancolía


Le pregunté a Germán García si Macedonio Fernández estaba loco. Germán había tirado la pregunta, pero la había dejado como tal, sin respuesta, en el documental sobre Macedonio que hicimos con Ricardo Piglia hace ya más de diez años. Ahí contaba, por ejemplo, que Macedonio se encerraba en un ropero para escribir, iluminado por una vela, porque decía que era fotofóbico. Aproveché que Cecilia nos había invitado a ambos a una charla posterior a la proyección de la película la otra noche en la Biblioteca Güiraldes de la calle Talcahuano. "Yo creo que era un melancólico", me contestó Germán, que es seguramente quien mejor conoce a Macedonio de los que no lo conocimos. Hace muchos años hizo un libro de entrevistas con todos los "viejitos" que habían conocido a Macedonio, desde Borges hasta el Mono Villegas. También escribió el primer libro crítico sobre Macedonio. Germán es a la vez uno de nuestros más eminentes psicoanalistas lacanianos, con la inestimable ventaja de que sabe disimularlo.
-Y ojo que digo melancólico sin que sea un estigma-- aclaró. -O una forma de dar a entender que estaba enfermo, como sería decir que era un depresivo, digamos. Y no está claro si ser melancólico cae del lado de la psicosis, con lo que sería incurable, o por el contrario, si sería una simple neurosis, que es lo que tenemos todos. También creo que escribir es de alguna manera un acto melancólico. Acá en esta mesa está este vaso.
Con una mano, Germán retiró el vaso de la mesa.
-Escribir es hablar de ese vaso que ya no está, por eso digo que escribir es, de por sí, un acto melancólico. Después podemos discutir si la melancolía es una forma de la locura. Pero a mí me parece que sólo hay locura si estás solo. Si hablás solo y nadie te entiende, entonces se puede decir que estás loco. Si hay alguien que te entiende, que cree en lo que estás diciendo, ya no hay locura.
-O sea que Macedonio deja de estar loco en la medida que alguien lo lee?
-Si son dos, no hay locura.

foto: Ricardo Piglia en Macedonio Fernández de Andrés Di Tella.

Nota: esta entrada fue publicada originalmente el 28 de agosto, en ocasión de una función anterior de Macedonio Fernández. De hecho, fue prácticamente el primer post de este blog. Me permito repetir porque calculo que casi nadie la habrá leído en su momento.


13 comentarios:

mouján dijo...

QUE BELLO...
GRACIAS ANDRES

mouján dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fotografías dijo...

Es que Germán García es una de las personas más brillantes que conozco. Autodidacta absoluto: genio y figura.

La idea que tratamos de poner en práctica con Ricardo Piglia fue la de encontrar, en la actualidad, herederos espirituales de Macedonio y de eso se trata un poco el doc. Algún día trataré de escribir algo más sobre esa experiencia.

F. dijo...

Muy buen post, vale la repetición.
A García lo vi a veces por tv, es muy interesante y muy simpático. Pareciera que los psicoanalistas envejecen mejor que el resto de los mortales.

Fotografías dijo...

Gracias Fred y me alegra que la entrada repetida haya encontrado algún lector nuevo.

Nunca se me había ocurrido lo que decís de los psicoanalistas, pero si me pongo a pensar puede llegar a ser cierto. En cualquier caso, Germán García es una especie de sabio de la tribu.

Linkillo: cosas mías dijo...

Fecha harto significativa porque, como todo el mundo sabe, nací ese día. Gracias por el regalo....

Fotografías dijo...

Como todo el mundo sabe... ¡y los (malos) amigos olvidan!

Aceptá pues esta reflexión de Germán como medio regalo. La otra mitad para cuando nos veamos. Lo más probable, por las coincidencias, si es un libro, es que sea algo que te acabás de comprar...

un honor su querida presencia por estas páginas, Rey Link.

La cámara lúcida dijo...

"Escribir es hablar de ese vaso que ya no está, por eso digo que escribir es, de por sí, un acto melancólico"..algo de eso para mi tiene la fotgrafía.

Fotografías dijo...

Sí, absolutamente. No se me había ocurrido, pero es asi. ¿ Quién sino tú para recordarnoslo, Camara Lucida? ¿O es que Roland Barthes habla de otra cosa en su hermoso libro que lleva el mismo "nick" que tú?

La uníca diferencia podría estar en que la escritura es siempre (¿siempre?) un acto retropspectivo, evocador de lo que ya no está, mientras que la fotografía, en el momento, es actual, está registrando lo que está pasando en ese momento. A menos que el fotógrafo sea un ser tan profundamente melancólico que ya anticipe la pérdida del momento en el momento en que algo está pasando...

La cámara lúcida dijo...

barthes dice que lo que la fotografía reproduce al infinito unicamente ha tenido lugar una sola vez.Es el Particular absoluto, la Contingencia soberana.

él habla de el fotográfo acróbata( melancolico o no)
creo que la fotografia lo es, no en terminos de esrructuras psicopatologicas sino como ese hecho que habla del esto ha sido.

Fotografías dijo...

La melancolía tiene mala prensa. A riesgo de que esto se convierta en una charla de café de Filosofía y Letras, recuerdo un texto muy lindo de Susan Sontag, "Bajo el signo de saturno", que habla precisamente de la melancolía como clave para entender el trabajo (y la vida) de Walter Benjamin.

No recuerdo esa idea de Barthes del fotógrafo como "acróbata". Interesante... Ese librito (tu librito, mi amiga Camara Lucida) da para releer cada tantos años, es como una especie de destilado de muchas cosas que Barthes fue elaborando a lo largo de todo su trabajo.

en fin.

Unknown dijo...

Hola, primero agradecerte por el documental, una belleza. Después comentarte que el que ´´haya locura´´ no debiera ser ´´un estigma´´. Muy al contrario, una vida y obra como las de Macedonio, lejos de ser ofendidas su fama, su honor y su dignidad por -ser loco-, podría mejor verse inversamente, o sea, enaltecer más bien un posicionamiento subjetivo igual de frágil e inventivo que el resto, mediante el ejemplo de un artista y una obra sin duda sobresaliente e inspiradora; creo que me doy a entender. Saludos desde Costa Rica.

Unknown dijo...

Me olvidé felicitarte la entrada también, muy bella poéticamente, además no me agradó mucho el estatuto de Unknown y no logré corregirlo, Kevin Alonso Araya Segura, un gusto.