3. Jogo de cena de Eduardo Coutinho (Brasil, 2007)
Repito, y hago mías, palabras pronunciadas por Consuelo Lins en Princeton: "El espectador del documental quiere creer. Lo que consigue Coutinho en Jogo de cena es confundir al espectador, al mezclar testimonios reales de mujeres que respondieron a un aviso en el diario con los mismos textos interpretados por actrices. ¿Quién es la que está actuando? No siempre lo sabemos. Pone en crisis los mismos adjectivos que se han usado sobre los documentales de Coutinho: auténtico, verdadero, espontáneo. Y no es una reflexión a posteriori sino que es una experiencia que se produce al ver la película: como espectadores, nos vemos obligados a renunciar al deseo de saber qué es real y qué no. Y esto va a contrapelo de la falsa sensación de poder que experimenta el espectador-voyeur de la televisión, donde en un reality show puede incluso elegir quién se queda y quien debe irse. Esos reality shows, justamente, igual que los noticieros de la televisión, ocultan la manipulación y pretenden que todo lo que nos muestran es real y verdadero. Con Coutinho, nos tenemos que hacer una pregunta que podemos hacernos sobre cualquier otra cosa que estemos viendo en una pantalla: ¿qué estoy viendo? ¿La realidad? ¿Una manipulación?"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario