miércoles, 8 de abril de 2009

Un mago del rubato

por Pablo Ortiz

Una vez, cuando tendría seis o siete años, lo vi a Troilo por televisión, y me impresionó mucho porque tocaba y lloraba al mismo tiempo. La cámara iba de las manos y el bandoneón a las lágrimas que le caían despacio por las mejillas. No recuerdo qué tocaba, pero imagino que era algo triste (muy lerdo y muy triste), y tocaba solo. La música ocurre en la memoria: todas las metáforas narrativas o estructurales no son mas que aproximaciones insuficientes para tratar de explicar que una sinfonía que dura una hora se reconstruye en un segundo en la mente de quien la ha escuchado. La música además tiene un enorme poder evocativo: supongo que Troilo lloraba porque lo que tocaba le recordaba algo que lo hacía llorar.

En Nocturno a mi barrio de 1969, Troilo toca, habla y hace llorar. Dice: “ Mi barrio era así, así, así, es decir, qué sé yo si era así, pero yo me lo acuerdo así…”. El barrio era así, lo repite tres veces, e inmediatamente se contradice: “qué sé yo si era así”. Esa aparente contradicción no es tal, en realidad, sino más bien una reafirmación de que el barrio, como la música, ocurre en la memoria. En el fondo no importa cómo era: lo que importa es cómo lo recuerda, y mas todavía, cómo lo dice. Mas tarde nos cuenta que “alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio, ¿cuando?... pero ¿cuando? si siempre estoy llegando… y si una vez me olvidé, las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja, titilando como si fueran manos amigas, me dijeron: “gordo, quedate aquí… quedate aquí”.

Yo nunca fui demasiado barrial, ni me identifico mayormente con el contenido del texto de Troilo, pero ese parlamento me conmueve. La flexibilidad con la que maneja el tiempo en el texto es la misma flexibilidad con la que toca y con la que dirige su orquesta. Troilo, ademas de ser probablemente el más grande bandoneonista de que se tenga memoria, es un mago del rubato, y quizás es precisamente por eso es que su música, de una flexibilidad extraordinaria, proyecta tan bien la emoción profunda del tango.

Por ejemplo, si imaginamos el texto en su versión instrumental de Los mareados de 1967 (donde los tres elementos temáticos A B y C de la música reflejan claramente los tres tiempos, presente, futuro y pasado, de la frase emblemática: “hoy vas a entrar en mi pasado”) vemos que empieza con un tremendo rubato. “Dice” con la orquesta la palabra “rara”, espera un rato, y sigue con “como encendida”, donde establece un ritmo más o menos bailable, hasta el momento en que dice, de nuevo mucho mas lentamente, “por no llorar”. Después, sigue rítmico y bailable, deliberado, contando los hechos objetivamente: “esta noche amiga mía, el alcohol nos ha embriagado”, hasta que llega “esta noche beberemos porque ya no volveremos a vernos más”, donde el tiempo se detiene nuevamente. Cuando alcanza la famosa frase “hoy vas a entrar en mi pasado” se toma su tiempo para entrar. El “hoy” dura muchísimo. “Que grande ha sido nuestro amor”, sin embargo, describe algo que ha sido, que ya pasó, por lo tanto vuelve al ritmo original y no se deja tentar por la posibilidad del melodrama. La segunda vez repite la primera estrofa, omite la segunda estrofa, y se detiene de nuevo en el “hoy” antes de “vas a entrar en mi pasado”. El final es nuevamente deliberado y rítmico.

Por supuesto que para entender lo que dice Troilo con la orquesta, y cómo lo dice en esta versión, es necesario conocer la letra del tango. No es casual que la colaboración con Goyeneche, que es un hombre que dice mucho y muy bien, haya sido tan fácil y tan fructífera. En Sur, uno de sus propios tangos, Troilo lo espera al polaco cuando éste dice “ya nunca me verás como me vieras, recostado en la vidriera, esperándote”: esperan juntos. El polaco se acelera en la frase siguiente, y Troilo lo espera de nuevo, mientras dice, ahora rapidito, “alumbraré con las estrellas nuestra marcha…” y después mas lentamente “…sin querellas, por las noches de Pompeya”.

Pero estamos hablando ahora de un Troilo maduro: años antes, en la grabación de El Motivo de 1962, Goyeneche, con una voz todavía juvenil, se limita a extender simplemente “está enferma, sufre y llora” y a hacer una transición “de que así enferma, y sin vento, más naides la va a querer”, hacia el recitado, donde hay, nuevamente, un solo de bandoneón, bastante libre, rítmicamente hablando. Hay otro Motivo, sin embargo, donde se expanden todos los motivos de esta versión: es el que grabó con Piazzolla, dos bandoneones, en 1970. Este Motivo, junto con la grabación de Volver que lo acompaña, es la música que más me ha influenciado como compositor de tangos. Aquí el rubato es la musica, no hay otra cosa, es la libertad rítmica total, y por supuesto, hace llorar de veras, mucho más que en el parlamento del barrio, porque hace llorar cada vez que se lo escucha, y porque Troilo finalmente dice sin la limitación de las palabras. Aquí ya no hace falta conocer la letra: es el Aleph del tango.

En esta extraña vida de compositor expatriado que me ha tocado, me he pasado los últimos diez años más o menos escribiendo tangos finlandeses (la otra patria del tango, como dice Monjeau) para distintas combinaciones instrumentales, la mayoría para mi amigo Anssi Karttunen. Todos esos tangos existen simplemente porque tuve la enorme suerte de escuchar esas grabaciones de Volver y de El Motivo. Mi deuda con Troilo es infinita. Es el mas grande.

Pablo Ortiz es compositor. Actualmente, enseña en la Universidad de California. Su obra ha sido ejecutada por, entre otros, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, the Arditti String Quartet, Ensemble Contrechamps de Ginebra, Music Mobile, Continuum, Les Percussions de Strasbourg, the San Francisco Contemporary Music Players y the Theatre of Voices. Al compás del corazón es el disco que grabaron con Ansi Karttunen: www.petals.org

Texto publicado originalmente en el número 5 de Las ranas, la muy recomendable revista que edita Guillermo Saavedra y que viene con un imperdible dossier sobre Troilo. Se consigue en librerías.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo texto
LUCIO

Anónimo dijo...

Guillermo Saavedra escribió:
Quedó bárbaro, Andrés, muchísimas gracias. Un abrazo,

Guillermo

Fotografías dijo...

Gracias Lucio, gracias Guillermo y, gracias especiales a Pablo Ortiz, un grosso demasiado poco conocido por estas partes. El año pasado, asistimos en Barcelona al estreno de una de sus ultimas piezas, una maravilla encargada por la Orquesta Sinfónica de Cataluña (si no me equivoco). Un lujo poder contar con su pluma aqui.

Anónimo dijo...

José Hernán Cibils escribió:
excelente tu comentario, Pablo. Dónde se pueden escuchar esos tangos finlandeses?

Anónimo dijo...

Jeanette Pascencia escribió:
Felicidades!! Que gusto me da :)

Anónimo dijo...

Roberto Baca Barnard escribió:
Vale. ¡Felicidades!

Anónimo dijo...

Pablo Ortiz escribió:
luce magnifico el maestro! muchas gracias a vos. P

Sol dijo...

Pablo necesito data sobre tus ediciones musicales! En especial de Manzi, que en Argentina parece no existir!

Unknown dijo...

Sol, la pieza esta publicada en Chant du Monde, Paris, http://www.chantdumonde.com/fr/editions/fiche_vente.php?articleid=1043&fromtype=nouveaute, pero si me mandas un email a pvortiz@ucdavis.edu te cuento mas...

P. Mazz dijo...

Qué bueno!

http://www.puntocultura.org/compositores/pablo-ortiz/

Lástima que está difícil de bajar en la web. Hay ediciones nacionales?

Unknown dijo...

Sol, PMazz, escribanme a pvortiz@ucdavis.edu y hablamos, muchas gracias por el interes!!!