El punto culminante fue el famoso "Blues de los plomos" en voz de León Gieco, a quien todos los Oveja supieron acompañar en distintas fromaciones a lo largo de los años. También estuvo presente el mítico guitar hero de los 70 Kubero Díaz y un bandoneonista increíble, no recuerdo el nombre, que viajó ayer no sé cuántas horas desde Misiones sólo para tocar un tema (se ganó una de las grandes ovaciones de la noche). Pero la mayor emoción, para mí, estuvo en la presencia en el escenario, también, de los hijos adolescentes de Campins y Forcada y varios otros jovencitos cuya relación de parentezco o amistad no terminé de registrar pero que respiraban familia, en el sentido más noble de la palabra. Y, por supuesto, también emociona el simple hecho de que estos señores de casi sesenta años... volvieron y rockearon. ¡Larga vida a Oveja negra!
-Andrés Di Tella
1 comentario:
buenisimas fotos
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