
Anoche, en el ND/Ateneo, acompañamos al amigo Willie Campins en su emocionante
comeback rockero, después de casi treinta años (creo), con la banda Oveja negra.

Integrada (de izq a der en la foto de arriba) por Osqui Amante, Anibal Forcada y Campins, Oveja negra será recordada por su hit de principios de los 80, "El blues de los plomos", de carácter autobiográfico ya que Forcada fue
plomo ("yo soy el que arma una banda de rock...") antes de tocar en la banda de León Gieco. Después de un largo proceso de ensayos, anoche volvieron con un montón de lindísimos temas nuevos y algunos "clásicos" de su único disco
Orsai. Confieso que no conocía ninguna canción, salvo la de los plomos. Pero el impactante sonido de la banda y, especialmente, unas armonías vocales increíbles, de las que ya no se escuchan por ahí, hicieron de todo el show una delicia.

El punto culminante fue el famoso "Blues de los plomos" en voz de León Gieco, a quien todos los Oveja supieron acompañar en distintas fromaciones a lo largo de los años. También estuvo presente el mítico
guitar hero de los 70 Kubero Díaz y un bandoneonista increíble, no recuerdo el nombre, que viajó ayer no sé cuántas horas desde Misiones sólo para tocar un tema (se ganó una de las grandes ovaciones de la noche). Pero la mayor emoción, para mí, estuvo en la presencia en el escenario, también, de los hijos adolescentes de Campins y Forcada y varios otros jovencitos cuya relación de parentezco o amistad no terminé de registrar pero que respiraban
familia, en el sentido más noble de la palabra. Y, por supuesto, también emociona el simple hecho de que estos señores de casi sesenta años...
volvieron y
rockearon. ¡Larga vida a Oveja negra!
-Andrés Di Tella
1 comentario:
buenisimas fotos
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