jueves, 28 de enero de 2010

Salinger e morto


Murió JD Salinger. Los otros días justo leímos con R The Catcher in the Rye, en nuestro rito de lectura nocturna en voz alta. (A decir verdad, R ya no tiene edad para eso, pero ambos defendemos con uñas y dientes ese refugio de intimidad infantil). Leía de mi viejo ejemplar Penguin, con las tapas plateadas despegadas y las hojas un poco amarillentas. Me vino el recuerdo y la emoción inevitable de la primera vez que leí a Salinger, a los veinte años. En una quinta en Quilmes, mi amigo Ariel Rosner me pasó la traducción de Enrique Pezzoni de los Nueve cuentos. Y apenas pude, esa misma semana, fui a la librería ACME de la calle Rivadavia y me compré todos los libros de Salinger, en inglés. En dos o tres días había leído la obra completa (cuatro libritos), sobre la cual volvería más de una vez, y ya era una especie de trekkie consagrado al culto de JD Salinger, aunque no sabía casi nada de él. Ni siquiera su nombre completo, detrás de las misteriosas iniciales "JD".

No obstante su fama en Estados Unidos, en la Argentina era casi desconocido. Recuerdo un breve artículo “introductorio” sobre Salinger, firmado por Jaime Rest, en uno de los primeros números de la revista Punto de vista. Rest, que tenía el aura de haber sido asistente de Borges en la facultad de Letras, decía que en los textos de Salinger “ninguna palabra está fuera de lugar, como tampoco lo está ninguno de los atuendos que exhiben los modelos en los anuncios comerciales”. Tuve que volver a leer la crítica para entender que no era muy favorable, lo cual me parecía increíble. Poco después, en casa de Gino Germani en Roma, donde paré unos días con mi padre, encontré un libro de ensayos de John Updike, que incluía una crítica demoledora de Salinger. Así se enteraba uno de las cosas en aquellos tiempos anteriores a la existencia de Google.

Al volver a leer The Catcher... con R la otra noche, pude entender un poco más los reparos que entonces me resultaron incomprensibles. El tono quizá excesivamente cómplice, la oralidad cincuentosa, el mundo dividido demagógicamente entre los seres sensibles y los phonies… Todo eso. Pero en aquel momento, no había más que el deslumbramiento feliz de la lectura. Hoy, en todo caso, al leer la noticia de la muerte de Salinger en el diario, me volvió la sensación de ese instante mágico y, a la vez, terrible en que acababa de leer el último libro de Salinger -lo recuerdo perfectamente- en un bar de la avenida Cabildo: el sentirme poseedor de un mundo secreto que me había sido revelado -el del día perfecto para el pez banana, el de esmé con amor y sordidez, el de la maravillosa familia Glass- cuya existencia ninguno de los parroquianos de aquel bar podría siquiera sospechar. Y al mismo tiempo, leyendo aquel libro en inglés en un café de Buenos Aires, me sentí un poco solo, como si no tuviera nadie con quien hablar. Como dice el mismo Holden Caulfield, protagonista de The Catcher in the Rye, Salinger era uno de esos autores que uno hubiera querido encontrarse en un café, después de leerlo, para charlar un rato.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos los libros de J.D. Salinger para descarga gratuita:
http://libroslibresmusicalibre.blogspot.com/2010/01/el-testamento-de-jdsalinger.html

Anónimo dijo...

buen post andrés.

Anónimo dijo...

muy lindo
LUCIO

Anónimo dijo...

Sebastian Rotstein dijo...
el libro que más veces leí es "levantad carpinteros la viga del tejado / seymour: una introducción". me gustaría creer que soy parte de un club que no existe pero del cual se habla...

Fotografías dijo...

"Seymour" es para mí lo mejor de S, lo que mejor resiste el paso del tiempo, y que de alguna manera profetiza que el tipo no iba a escribir (o publicar) más.

Anónimo dijo...

Sebastian Rotstein dijo...
"Seymour" me conmueve cada vez que lo leo... tiene momentos de iluminación muy potentes... si se llegara a publicar algo póstumo, hay que leerlo? conocés "Hapworth 16, 1924"?

Fotografías dijo...

Voy a agarrar Seymour en estos días, ni bien lo encuentre en Bagdad-Sarajevo-Port au Prince (es decir, nuestra biblioteca). Recuerdo que, en su momento, me dejó patatúsico

Confieso me da un poco de miedo la relectura de S.

"Hapworth" no lo leí, lo debo tener en la versión digital del New Yorker, me fijo.

Anónimo dijo...

Sebastian Rotstein dijo...
Hapworth lo tengo. "S" gana en cada revisión... si no encontrás tu copia... yo tengo 3.

Unknown dijo...

Acabo de enterarme por telefono que mi hija Isabel lloro cuando lo supo. Ella no me lo conto, por supuesto. Salinger era una complicidad mas que teniamos.

Fotografías dijo...

A animarse entonces con la "revisión" de S...

Esas complicidades, Pablo, son la sal de la vida, ¿o no? No te conozco pero imagino tu sonrisa. jeje

Lucía Vassallo dijo...

A mi me hubiese gustado encontrarme en un café con el para charlar, pero según dicen no era muy sociable...aunque siendo chica creo que hubiese corrido con alguna ventaja :)
Besos a toda la flia Andres!

Renata Cardarelli dijo...

Bellisimo post ! Su hija Margaret lo hace de goma en una biografìa ...

Renata Cardarelli dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Renata Cardarelli dijo...
Holden Caulfield se convirtió en el antihéroe de la generación de los cincuenta en los EE.UU pero tambien en mi heroe personal !

José Rivarola dijo...

Hola Andrés, que buen homenaje.
Es uno de los pocos libros que perdí la noción de la lectura y me encontré en un garito con el adolecente Holden Caulfield con un vaso de whisky puro, el camarero le hizo la vista gorda, hablándome entre sincero y mentiroso con esa ambición de hombrecito que todavía tiene el niño guardado, y riéndome y sintiendo con él, sin dejar el whisky. Pero esto quería decir yo; al no haber ni l mínima descripción física del personaje, su lenguaje lo armó en mi imaginación de tal modo que hasta podía dibujarlo, (me ayudo el gorro de piel que lleva)
También lo volví a leer un mes antes de su muerte que me enteré dos dias después, que cosa ¿no?

Fotografías dijo...

Qué casualidad, José. ¡Los dos justo volvimos a leer "El cazador oculto"/"El guardián entre el centeno" pocos días antes de la muerte de Salinger...

¿O será que no se trata de ninguna casualidad porque Salinger es uno de esos autores que siempre se están "volviendo a leer"?

José Rivarola dijo...

fue "causalidad"

los dos le hemos rendido homenaje
adelantandonos al tiempo