2010-08-03
por Gustavo López
Cerca de la hora y media, Fotografías (2007), Rocco dirá que la silueta es de Gauttam, el primo indio de Andrés, pero, en verdad, la cuestión acerca de los parecidos se ha de plantear desde el mismo principio. Andrés, hijo del matrimonio entre una india y un argentino, se parece mucho a la madre muerta, Kamala, pero también a Torcuato, el padre vivo. La busca de parecidos se orienta inicialmente sobre antiguas imágenes de Kamala y alternativamente sobre el rostro de Mayra, la actriz que interpreta a Kamala, y a sí misma.
En una de las primeras fotos en blanco y negro, se ve a la joven Kamala integrando un grupo que habría tomado parte de una cacería. Ella y otras mujeres posan rodeadas por hombres.
Previamente, entre otras tomas de la cacería, Andrés ha exhibido la foto de un tigre muerto. Ahora que Andrés sujeta la grupal, Mayra bromea: «Tu mamá tiene el rifle, será que lo cazó tu mamá.»
Un dicho que disloca. En parte por causa de que, en esos primeros momentos de la película, Mayra hace de Mayra, aunque no estén dados los elementos suficientes para determinarlo con claridad; así sucede, al menos a mí me pasó, y podría concluirse de manera errónea que esta joven de rasgos indios es la propia esposa de Andrés.
Poco antes, en medio de la sesión de fotos, la película abrió una ventana a un viaje en tren: Andrés ve a Kamala en un vagón que avanza por el carril contrario —la cámara, en su movimiento relativo, acompaña el desplazamiento del tren de Kamala—. «No es posible», piensa Andrés y se despierta.
—Igual yo, los ojos… sí me veo…
—Viste que hay algo…
—Se parece, sí. Bueno, es que…
—Es mi mamá.
—Es tu mamá, claro.
La caracterización de Mayra como Kamala se desvaneció con el sueño; a continuación, Andrés le dice a Mayra que no es muy parecida a su madre. Excepto por los ojos, añade la actriz. Andrés asiente, pero el diálogo se termina recortando en otra dirección. Si la broma de Mayra acerca de matar al tigre no será tomada al pie de la letra, porque en la foto grupal se alcanza a ver que casi todas las mujeres ostentaban pintorescos rifles en las manos, acá, con la imagen señalada, el significado del diálogo cambia repentinamente y la narración delimita una fantasmagoría —propia representación, propio humor— en la cual todo lo que se escucha no es lo que parece, y todo lo que se ve son los restos que sirvieron a los fines de obtener la silueta recortada de Andrés, no la de Kamala. Es decir, Fotografías resultó armada con esos descartes.
No obstante, la mano de la tijera pertenece a José Rivarola, quien canta en la ida a San Antonio de Areco: Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura… Mucho más adelante, Rocco, hijo de Andrés, tiene que adivinar de quién es la silueta que recorta en la India el mismo José. Pero no reconoce el tremendo parecido con el padre y dice que la silueta corresponde al agradable Gauttam.
Andrés Di Tella invoca a diferentes dobles de sí mismo para unir el puzzle imposible: Adolfo Fernández de Obieta, Ramachandra Gowda, ambos hijos de padres ilustres. El primero optó por el apellido materno, el segundo adoptó Epuyén «casi de incógnito». La película resulta también un apunte de viajes que contiene un breve relato del hijo: «Un señor que estaba enfermo tenía que viajar en tren. Se durmió y se curó.»
—Rocco, Rocco… —la voz que clama en medio de algo así como una pesadilla es de Andrés—.
Publicado por Gustavo López en
http://lugardeolvido.blogspot.com/
9 comentarios:
estoy gordo?
Gracias, Andrés, por subir el post a tu blog. Me hace bien que te haya gustado, un abrazo.
Andrés, pude ver Fotografías. Me gustó la honestidad y la humildad con la que nos mostrás tus sensaciones.
Desde chica idealicé la época y los artistas del “Di Tella”. La película permite romper con el prejuicio de una elite de artistas y verlos humanos, cercanos.
Mi mamá siempre me decía que no olvidara visitar tanto a los tíos con piso de tierra como a los de piso parqué, porque el amor y la necesidad de amor, es la misma para todos.
Que lindo haberle dado la oportunidad a ese niño (vos y Rocco) de convivir con sus orígenes y antepasados.
En Córdoba hay una red de cineclubes muy copada, cuando quieras venir a proyectar…
Un abrazo!
ver la película con la escritura, no con los ojos, el maestro Barthes dijo que hacer crítica es desear el lenguaje de la obra, "no ya la obra, sino su propio lenguaje", un cúmulo de imágenes nuevas para tocar otra vez estas fotografías....
me encantó el fotograma de las tijeras y la cabecita...
Ale:era profético...
GustavO: gracias a vos. Como dejé dicho en tu blog, encontré el post por azares del google y me sorprendió la precisión de tus observaciones. Tener espectadores/críticos así es un lujo...
Gracias Valeria por tus palabras. En cuanto a Córdoba, encantado, siempre que sea con tiempo...
La Ninfa: aguante Barthes! "ver la película con la escritura, no con los ojos". Me quedo pensando...
Lucio: gran fotograma, sí!
Publicar un comentario