domingo, 3 de mayo de 2009

Clásicos

Palo Alto

Tom Luddy me invitó a ver Lo que el viento se llevó, en copia nueva restaurada, en el Stanford Theater de Palo Alto. Según Tom, es el mejor cine del mundo para ver películas clásicas. El cine fue inaugurado en 1925 y, a partir de los años 80 entró en decadencia, como la mayoría de los cines de pueblo, en Estados Unidos y en todo el mundo. Pero David Packard, el millonario heredero de la firma Hewlett Packard, invirtió más de 20 millones de dólares en restaurar la sala, dejándola impecable, como habrá sido el día de su inauguración. La idea es que los directores del cine clásico de Hollywood no hicieron sus películas para que se vean en la tele en el living de una casa, sino en una pantalla grande, compartiendo la imagen "larger than life" en comunidad. Packard también se dedica a restaurar películas clásicas, una definición que sólo incluye películas americanas (y algunas inglesas) hechas antes de 1960, cuando --según su particular criterio-- se acabaron los clásicos. También exhibe, en el lobby, muestras de su colección privada de afiches de cine, algunos verdaderas obras de arte. Entre los más lindos estaba uno, en castellano, de "El prisionero de Zenda". Al mirarlo de cerca, advertí que se trataba del estreno argentino de la película, allá por 1951. La ilustración, magnífica, la firmaba un tal Venturi. Buscando en internet, encontré que en ebay se vendía otro afiche de Venturi, que reproduzco a continuación para que se den una idea:

Durante años, Tom intentó convencerlo de que también programara (y restaurara) cine extranjero pero Packard, con capricho de millonario, no estaba interesado. Después de mucho insistir, Packard accedió a ver una, pero no más que una, película extranjera. El trato era que si le gustaba la programaría, pero que si no le gustaba, Tom se abstendría de molestarlo con el tema en el futuro. Tom se devanó los sesos una noche pensando qué película podría llegar a ablandar al millonario. Pensó en todos sus propios clásicos privados y, en medio de la desesperación, perdido por perdido, se le ocurrió hacer trampa y hacerle ver no una sino tres películas: la Trilogía de Apu del director hindú Satyajit Ray. Era, después de todo, la película (o las películas) que más tenía ganas de volver a ver en pantalla grande en copia nueva. Increíblemente, Packard cayó subyugado ante el hechizo de Pather Panchali, la primera de la trilogía, y quiso ver la segunda y la tercera parte, Aparajito y El mundo de Apu. Las películas hindúes pasaron a compartir el Stanford Theater con Lo que el viento se llevó, Casablanca y las demás. Pero Tom, por el momento, no se animó a subir la apuesta. No sea cosa que el millonario se arrepienta.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

increíble el poster de La Quintrala!
LUCIO

Fotografías dijo...

¿No es genial? Y el de El prisionero de Zenda era todavía mejor...

¿Quién habrá sido el tal Venturi?

Fotografías dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Ahí tenés otro documental, Andrés: "En busca de un tal Venturi..."
LUCIO

Fotografías dijo...

¿Por qué no? Aunque, mirando el afiche, me tienta más una remake de La Quintrala...