La presentación de McNamara no fue exactamente una performance sino una conferencia ilustrada sobre su trabajo aunque, claro, toda conferencia de un artista tiene algo de performance. De hecho, se establece un diálogo complicado, conflictivo, entre la performance y su registro, así como entre el registro y la explicación del artista. Los clips de sus performances que mostró McNamara eran muy cortos, casi demasiado, filmados a la que te criaste y editados a los hachazos, deliberadamente, como para que no hubiera ninguna duda de que lo que estábamos viendo era apenas para darnos una idea remota del hecho registrado. El mensaje de los videos es: sólo hizo la experiencia de la performance el que estuvo ahí como testigo presencial; ver el video es no haber visto nada. A la vez, un artista de la performance como McNamara se la debe pasar dando conferencias ilustradas a imagen y semejanza de la de ayer, donde muestra videos y habla de su trabajo. Con toda probabilidad, son muchos más los que habrán visto los videos y escuchado la charla que los que estuvieron presentes en sus performances.
Una de las performances más recientes de McNamara consistió en tomar clases de danza, todos los días, durante cuatro meses, en las salas del mismo museo donde se exhibía un video suyo (el PS1 de Nueva York). McNamara: "Me gusta mucho la danza, como espectador, pero nunca en mi vida había tomado una clase". Cada día tomaba una clase diferente: de ballet, de danza moderna, de hip hop, de musical de Broadway, incluso de stripper. Los visitantes del museo pasaban de una sala a otra y, de pronto, se topaban con una clase de danza, sin explicación alguna. "¡Me di cuenta -reflexionó McNamara- que los únicos que vieron la performance íntegra fueron los guardias de seguridad!"
Cuando una galería de Nueva York asumió la representación de McNamara, le pidieron que hiciera algo para presentarse ante el público de la galería. McNamara lo tomó literalmente y pobló las paredes de la galería con fotos e imágenes suyas, desde sus fotos de bebé hasta recortes de diario y desde objetos personales hasta esculturas. Cuando alguien entraba a la galería, él le preguntaba: "¿Cuánto tiempo tiene?" Si decían "5 minutos", McNamara les daba una visita guiada de su vida en 5 minutos. Si decían "una hora", idem. McNamara: "Increíblemente, una pareja compró todo. O sea que... ¡mi vida les pertenece! Y la venta de las fotos y objetos también incluía el compromiso por mi parte, por contrato, de ir a su casa a hacer la visita guiada, cuando ellos lo requieran, con dos semanas de preaviso. Todavía no me llamaron, pero espero que lo hagan dentro de unos años, a ver qué recuerdo de mi vida..."
-Andrés Di Tella
2 comentarios:
welcome back! se extrañaban las "fotografías"...
eso....ben tornato!
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