A mediados de los años 80, bajo el influjo de la cultura de las identidades (identity politics), se preguntó qué lo identificaba como argentino -si algo- después de tanto tiempo fuera del país. Primero pensó: Borges. Después, acaso mecánicamente, pensó: el tango, Gardel. Y después recordó lo que sintió el día que, con su beba recién nacida en brazos, escuchó por la radio la noticia de la muerte del Che Guevara, ese otro argentino que había salido a recorrer América. Se puso a investigar la muerte del Che en Bolivia, en un momento, los años 80 de Reagan, en que hablar del Che Guevara era "ponerse hippie de repente". En la primera etapa de su research, encontró una fotografía (arriba) del cadaver del Che en La Higuera, en los archivos de la agencia Reuters. Le llamó la atención la composición, con reminiscencias pictóricas clásicas y connotaciones religiosas, y quiso saber quién había sacado la foto, distribuida sin atribución, más allá de la marca de la Agencia. También le intrigaban algunos detalles, que podrían pasar inadvertidos en la foto, como un brazo que se adivina en el piso. ¿De quién habrá sido ese brazo? ¿Le habrían cortado el brazo al propio Che? "Ese detalle era como una herida en la foto, para mí, una herida que nunca cicatrizó". Finalmente dio con el autor, un discreto fotógrafo boliviano llamado Freddy Alborta que vendió la famosa foto por 75 dólares. Y decidió hacer una película sobre Alborta y sus recuerdos de aquella fotografía: el extraordinario documental El día que me quieras, concluido casi diez años después. "Me he llegado a preguntar quién es realmente el autor de la fotografía", dijo Katz ayer. "Y no sé si el autor no será el mismo Che Guevara".
Mientras avanzaba con su investigación en torno de aquella fotografía y, sobre todo, mientras trataba de reunir los fondos necesarios para hacer la película, fueron surgiendo otras cosas. Al comenzar a leer sobre el tema (todavía no se había desatado la chemanía de los últimos años y no se habían hecho las múltiples biografías y películas), se encontró con muchos datos confusos y contradictorios sobre fechas, lugares y personajes. Fue anotando todo en fichas, que se convirtieron en una gigantesca y detallada cronología, combinando partes militares, noticias de los periódicos bolivianos, informes de inteligencia americana, los diarios de los guerrilleros, etc. Ahí se dio cuenta de dos cosas: que toda esa información no entraría en la película y que, en realidad, constituía una obra en sí misma. Empezó entonces a hacer instalaciones alrededor del tema, combinando un montaje de ciertas imágenes documentales con paneles informativos donde copiaba sus fichas. Hizo una primera gran muestra en el Art Institute of Chicago, después en el Museo del Barrio de Nueva York y en muchos otros lugares del mundo, llegando hace un par de años hasta el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Alguien, una vez, le preguntó:
-¿Pero por qué, en vez de una instalación, no escribes un libro?
-Porque me gusta que, en la galería, la gente pueda tener la experiencia de estar dentro de un libro.
Las instalaciones a veces combinan sus distintos proyectos de investigación. El universo revolucionario del Che convive a veces con el de Charles Ludlum y el Teatro del Ridículo. "Ahí aparece también un aspecto teatral que me interesa. Me detengo, por ejemplo, en la foto del documento de identidad falsificado con que Ernesto Guevara entró a Bolivia, con el pelo rapado a la Lenin. O los dibujos, tipo identikit, que hizo Ciro Bustos de los guerrilleros del grupo del Che. O la peluca de Monika Ertl, la hija de un nazi refugiado en Bolivia que se suma a las huestes del Che y luego viaja, disfrazada, a Alemania para ajusticiar al cónsul boliviano que era un asesino de militantes comunistas bolivianos" (foto de arriba).
"Cuando me interesé por aquella fotografía del Che, en principio fue con cierta distancia y desde un punto de vista, digamos, formal", dijo Katz ayer. "Nunca imaginé que esa investigación duraría más de veinte años y hasta qué profundidades me metería en el tema, que ya es parte de mi vida". Los asistentes al taller, todos jóvenes artistas con inquietudes por el documental, escuchaban absortos (arriba) la lección del maestro.
-Andrés Di Tella
Publicado originalmente 29 de agosto, 2009.
Profesor: Andrés Di Tella
Días: martes de 17.30 a 20.30 hs.
Fecha: del 7 de septiembre al 23 de noviembre
Cursada: trimestral (12 clases de 3 horas)
UTDT/ Sede Miñones
Vacantes limitadas.
ULTIMOS DIAS DE INSCRIPCION
Cierre de inscripción: 20 de julio.
Informes e inscripción: Karina Chrempacz
posgradosditella@utdt.edu
(54 11) 5169 7231
http://www.utdt.edu/
fotografías: Andrés Di Tella
1 comentario:
esta usufructuando el dolar 4 a 1
asi no va che!!!
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