domingo, 21 de junio de 2009

Correspondencia 3


Todos los domingos los devotos se reunían en el Ashrama. Venían unas 30 personas, incluídos mis padres y yo. Se tomaba el té con masas, luego el Swami hablaba durante aproximadamente una hora, y por último los concurrentes hacían preguntas. Mi padre tomaba nota de las conferencias y luego las pasaba a máquina. Mientras fui un niño, me dejaban retozar en el parque; desde los 7 u 8 años, tenía que quedarme escuchando las clases.  Mi padre encuadernó varios tomos, desde 1946 hasta que el Swami falleció en 1973. Los siguientes textos se refieren a Adelina y están en el tomo 2.
-Juan Sebastián Morgado

Conferencia (las llamaba ¨clases¨) de Vijoyananda del domingo 5 de noviembre de 1950:
… Luego se conversó de otros temas, y por último el Swami relató lo que ocurría en ciertas reuniones de llamados intelectuales que acostumbraban reunirse en la casa de la Sra. Adelina Güiraldes y su hermano Carlos, y a algunas de las cuáles fue invitado. Se reunía aquella gente para el té, pero se quedaban hasta después de la cena, a menudo hasta la media noche. Bebían whisky en abundancia y hablaban de cualquier cosa. Dijo el Swami:
—Un día tuve que decirle a la dueña de casa: ¨Adelina, ¿por qué, en lugar de tirar tu dinero en esas reuniones de vagos no me lo das a mí? Yo le voy a dar mejor uso¨—
El hermano Carlos comentaba:
—Claro, la gente buena, la gente que tiene ocupaciones, y se citan para cierta hora, pasada la misma se levantan porque tienen que hacer. Pero estos vagos no se atreven a levantarse, porque, ¿dónde van a ir?—

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