por Andrés Denegri*
A fines de 1990 se realiza en el Goethe Institut de Buenos Aires la muestra Video argentino curada por Graciela Taquini. El video ganador del concurso que formaba parte de esa muestra es Reconstruyen crimen de la modelo, un trabajo que hoy es referencia histórica indiscutible de la producción nacional. Realizado por Andrés Di Tella y Fabián Hofman, cuenta en sus créditos con alguien que sería un protagonista en la producción de varios programas de la TV argentina, Roberto Barandalla.
Al igual que Gabriela Golder en Vacas (más de una década después, en 2002), para realizar Reconstruyen crimen de la modelo Di Tella y Hofman se apropian de una emisión televisiva: Nuevediario; el noticiero de Canal 9, con pleno tono sensacionalista, cubre el momento de la reconstrucción de los hechos que forman parte de la investigación del asesinato de una mujer. Pero las imágenes serán trabajadas de una manera opuesta, recibirán un trato en dirección inversa al recorrido que transitan en el video de Golder. Si para realizar Vacas las grabaciones enfrentaban un proceso de desmediatización, un trabajo en sentido opuesto al que venían teniendo hasta el momento en que son capturadas de la señal televisiva, en Reconstruyen... las imágenes son empujadas hacia adelante en el camino de armado de la noticia, son forzadas en un giro más, poniendo en evidencia sus artificios al desplazarlas hacia el ámbito de la ficción. Se constituye una narración de tercer orden: el video resulta de un relato construido sobre la versión televisiva de la puesta en escena del crimen generada a partir del testimonio de uno de los implicados en el asesinato.
Durante todo el video permanecen las marcas de identidad corporativa. Con la sencilla gráfica electrónica de la época, el zócalo de la pantalla dice "Nuevediario - Primera Edición" y, por encima de esta línea y en mayúsculas: "RECONSTRUYEN CRIMEN DE LA MODELO". No sólo esta última frase --que aparece como pie de la imagen aclarando a qué corresponden los hechos en la pantalla-- permanece en el cuadro, sino que, además, se le otorga una función mayor, pasa a ser el título de la nueva producción. La emisión deja de ser medio para convertirse en materia de una obra. Un título nombra una creación, es lo que le da identidad y muchas veces propone el anclaje desde donde confrontar la obra. Los realizadores traspasarán la aparente objetividad cristalina sobre un hecho para abstraerse de él y focalizar su mirada incisiva y de carácter creador sobre la emisión de TV en tanto tal. Al recontextualizar la frase del zócalo, que originalmente señalaba la acción que el televidente miraba en la pantalla, al volverla título de su obra, los autores del video denuncian el trabajo de construcción de relato audiovisual que ejerce Nuevediario para producir la noticia. Se evidencian el armado, guionado y puesta en escena, de esta noticia y todas las demás, en este ciclo y en toda la programación televisiva, proclamando en imágenes el sentido de aquella frase dicha en un video de Jean-Michel Bruyere por un niño que vive en las calles de Dakar: "Lo que pasa en la televisión sólo pasa en la televisión". El sujeto al que se refiere el término "reconstruyen" deja de ser la policía en su desempeño judicial; ya no describe algo que sencillamente está pasando: indica ahora al medio televisivo y a los mismos realizadores del video como creadores de una narración.
Perdura también el sonido de la grabación original, el siempre agitado relato del cronista José de Zer describe en tartamudeo audiovisual lo que vemos en imagen. Pero a la banda de la emisión televisiva se suman otros elementos sonoros. Se acentúa el ruido de la lluvia, resaltando los truenos para generar el clima de novela policial. En el mismo sentido hacen su aporte las entrecortadas comunicaciones de radio entre agentes de la policía. Sonidos precisos, como el cierre de la puerta de un auto, son individualizados al limpiar el ambiente de su entorno para poder trabajarlos estéticamente. En este preciso trabajo sonoro llevado a cabo por Ricardo de Gainza se suman, además de los sonidos aparentemente diegéticos que pudieron pertenecer originalmente a la trasmisión televisiva, música de suspenso y fragmentos de diálogos capturados de películas argentinas.
La imagen es editada nuevamente, el montaje en vivo de Nuevediario es fragmentado y reordenado para desarrollar un relato de trama diferente a la versión oficial transmitida por Canal 9. En Reconstruyen..., el galán que acompaña a la víctima en el momento de su asesinato, el buen mozo del Capitán Di Nucci, aparecerá señalado como sospechoso, y el supuesto asesino, como un simple chivo expiatorio que es bajado del auto y vuelto a subir en un mismo gesto, sin participar nunca de la reconstrucción de los hechos. Para lograr esta mutación de los roles en los personajes del suceso, Di Tella y Hofman trabajan sobre la estructura del video manipulando las imágenes con un dominio pleno del relato audiovisual. Ralentización de la imagen, fragmentos con la pantalla en negro, cortes abruptos, repetición de algunos planos, recurrencia en la imagen quemada por los flashasos de las cámaras fotográficas, el lugar en que se colocan los sonidos extraídos de películas, son todas decisiones en función del diseño de un nuevo relato, un cuento policial breve elaborado a partir de la versión periodística del testimonio de una persona implicada en un homicidio.
El Capitán Di Nucci y una mujer policía, que toma el papel de la víctima, simulan el momento del homicidio rodeados de agentes, camarógrafos y secretarios del juez. El sonido de instrumentos de cuerda genera un profundo clima de tensión cuando la imagen ralentizada de un hombre, que encarna al supuesto asesino, descubre un revolver. La imagen del arma en plano de detalle se quema al sobreexponerse por el flash de una cámara fotográfica. Ese instante es acompañado por el sonido de un disparo que, obviamente, nunca existió en la reconstrucción. Sobre la pantalla en negro se escucha el grito de una mujer desesperada, que corresponde a un fragmento de audio apropiado de una película. La víctima cae al piso en seis planos con montaje elíptico y tiempo dilatado, que son producidos a partir de una única toma del registro televisivo. Con fondo de cuerdas distrosionadas, Di Nucci interpreta para su peculiar público cómo, herido de bala en una pierna, persigue al criminal y lucha con él. La reconstrucción termina. Sobre la imagen en negro escuchamos un murmullo risueño, después vemos a Di Nucci con sonrisa pícara y mirada astuta; varios hombres que lo rodean le devuelven la mueca. El protagonsita abandona la escena acompañado por la custodia policial; mientras se aleja dando la espalda a la cámara, una voz femenina típica del cine nacional lo despide: "Yo lo he perdonado ya, ahora que lo perdone Dios".
Se pone así en evidencia cómo el relato periodístico es un género más de la ficción, que construye y recorta la realidad que entra en nuestra casa a través de la cristalina pantalla de la televisión. Esa verdad indiscutible, ese mundo que está allá afuera y veo desde mi ventana electrónica, es tan real como un relato de Dashiel Hammett.
*Extracto del artículo de Andrés Denegri, "Del video a la TV: la mirada crítica", recién publicado en: Laferla, Jorge, ed. Historia crítica del video argentino, Fundación Eduardo F. Constantini / Fundación Telefónica, Buenos Aires, 2008.
Nota:
Reconstruyen crimen de la modelo se puede ver como "extra" en la
edición DVD de
Fotografías de Andrés Di Tella, que también incluye
La televisión y yo.