Joyce hablaba de dejar que el azar colaborase. Una vez estaba dictándole a Beckett, que en ese momento era su secretario, y alguien llamó a la puerta. Él dijo: "Entre" y Beckett lo anotó. Joyce le dijo que lo dejara en el texto.
sábado, 30 de abril de 2011
"Entre"
Joyce hablaba de dejar que el azar colaborase. Una vez estaba dictándole a Beckett, que en ese momento era su secretario, y alguien llamó a la puerta. Él dijo: "Entre" y Beckett lo anotó. Joyce le dijo que lo dejara en el texto.
viernes, 29 de abril de 2011
Laboratorio de cine
jueves, 28 de abril de 2011
formato obsoleto (6)
fuente: http://tecnowebstudio.com/
miércoles, 27 de abril de 2011
lunes, 25 de abril de 2011
sábado, 23 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
Premio Konex
El Presidente de la Fundación Konex, Dr. Luis Ovsejevich y la Presidenta del Gran Jurado de los Premios Konex 2011, Norma Aleandro, desean comunicar que el Gran Jurado ha premiado a las 100 personalidades e instituciones más destacadas de la última década del Espectáculo Argentino (2001-2010), conformada por la designación de quintetos en veinte disciplinas.
Gustavo Fontán
Carmen Guarini
Enrique Piñeyro
Fernando “Pino” Solanas
domingo, 17 de abril de 2011
BAFICI 2011 (15)
sábado, 16 de abril de 2011
BAFICI 2011 (14)
Mercado de futuros de Mercedes Alvarez. El documental de Mercedes Alvarez, que hace unos años ganó el primer premio del festival con su ópera prima El cielo gira, comienza y termina con dos secuencias magníficas. En la primera, vemos como un equipo de mudanza (o algo por el estilo) desguasa un viejo departamento señorial de Barcelona, desarmando muebles, descolgando cuadros de paisajes pompiers, embalando sin miramientos antiguas estatuillas de Cristo. Resulta particularmente conmovedor el desarmado de la biblioteca de la casa, poblada de viejas ediciones de biografías y clásicos de la literatura universal que alguien alguna vez leyó con evidente pasión y que en este momento sólo valen su peso en kilos. Una secuencia preciosamente fotografiada pero sin manierismos, metáfora sencilla pero profunda -y detallada- del fin de una era. Inevitable preguntarse, igual, de quién sería la biblioteca. La última secuencia muestra, del agún modo, el destino de aquellos objetos (entre ellos los mismos libros, que alguien simbólicamente pisa mientras acomoda otra cosa). En un mercado de pulgas de Barcelona, un anciano "cambalachero", que vende todo tipo de trastos viejos (casi literalmente de la Biblia al calefón), encara a sus compradores con un discurso desopilante que oscila entre el clásico almacenero gallego y... Beckett. Un cliente busca un perchero pero el viejo vendedor dice que está en el depósito y que le da pereza buscarlo. "¿Para qué quiero venderlo? Si lo vendo todo, no me queda nada para vender". Un cuadro de costumbres que desaparecen (el viejo declara 88 años) que es, otra vez, una metáfora elegante acerca de qué hacer con el pasado. Esas dos secuencias justifican la propuesta cinematográfica de Alvarez. En el medio se despliega un ambicioso ensayo sobre memoria y olvido, tradición y modernidad, pasado y futuro, que incluye una despiadada descripción del mundo moderno de los negocios: una absurda feria de real estate, en la que se venden proyectos inmobiliarios inverosímiles en Dubai o Budapest, o una patética convención de entrepeneurs, donde se despliega con impunidad el lenguaje del business, con todo su optimismo cínico new age. La radiografía del presente que ofrece Mercado de futuros no es nunca menos que interesante -y bastante cómica, lo cual se agradece- aunque tampoco llega a retomar, salvo en la secuencia final del mercado de pulgas, el vuelo poético de aquellas primeras escenas inolvidables del departamento desguazado. No sé, tal vez la visión desencantada de Mercedes Alvarez sobre el presente -y el futuro- sea simplemente demasiado convincente.
The Arbor de Clio Barnard. Una variante extraña del documental, una novedad para el cine, aunque responde a una cierta tradición inglesa, del teatro y de la televisión: el llamado verbatim theatre. El sistema consiste en grabar entrevistas, como en un documental, para luego hacer que actores lean literalmente -"verbatim"- los textos desgrabados, interpretando esos personajes. La directora debutante Clio Barnard toma esa técnica pero la combina con otra, una variante de la que utilizara el famoso dramaturgo inglés Dennis Potter en Pennies From Heaven. Potter interrumpía de pronto la acción para que los actores cantaran canciones, como en un musical pero en playback, lo que los ingleses llaman lipsynch. En The Arbor los actores -porque se trata de actores, aunque el grado de verosimilitud alcanzado es tal que uno duda- hacen pues una suerte de playback sobre la grabación original de las voces de los protagonistas reales de la historia. El efecto es extrañísimo: por un lado, el mecanismo, por momentos evidente, distancia y nos hace pensar en el artificio del cine; pero, por otro lado, gracias a la singular presencia escénica de los actores frente a la cámara, se alcanzan puntos de emoción pura que no ocurrirían, tal vez, con el testimonio directo de una persona "real" que habla frente a la cámara. La voces, sin embargo, retienen la fuerza de autenticidad que un actor difícilmente podría reproducir. Al mismo tiempo, en una historia tan tremenda como esta, se introduce una nota de pudor que nos ahorra la incomodidad de ver a las víctimas hablando de sí mismas frente a la cámara "de tortura". No sé si se entiende lo que quiero decir, pero el experimento con el testimonio resulta a la vez interesante y potente. Por lo demás, el artificio se justifica por partida doble ya que se trata de la vida de Andrea Dunbar, una joven dramaturga inglesa que murió muy joven, a los 29 años, después de alcanzar una fama efímera por una obra, también llamada The Arbor, basada muy literalmente en sus experiencias de vida en una barriada miserable de Bradford, en el Norte de Inglaterra. Barnard incorpora a la vez imágenes de un documental de la BBC filmado en el barrio, en vida de Dunbar, así como una recreación actual de la obra, representada en el mismo lugar, frente a los vecinos que observan confundidos. Diez años después de la obra original, el mismo director que puso en escena la obra de Dunbar, Max Stafford Clark, volvió a Bradford para investigar qué fue de la vida de los habitantes del barrio y poner en escena otra obra, precisamente, de verbatim theatre. Diez años más tarde, Barnard retoma el asunto del modo descripto arriba, casi como en una continuación post mortem del proyecto de Andrea Durban. El resultado, de múltiples capas, es fascinante.
True Love de Ion de Sosa. Diario de un bohemio español en Berlín, rodado en 16mm pero a la manera desprolija, nada preciosista, de Jonas Mekas -el fantasma del lituano sobrevuela cada fotograma de True Love- en este caso sin voz en off, sólo las voces que se registraron en las ocasiones que de Sosa enciendió el grabador. Muchas escenas, igual que en Mekas, van sin audio, lo cual curiosamente le da un aire de espontaneidad, de ausencia de cálculo. Al mismo tiempo, de las imágenes mudas se desprende cierto lirismo. El autor muestra su cotidianeidad, en el bar donde trabja, en su casa, casi cogiendo con su novia (corta cuando la cosa se pone espesa, por suerte), etc. Aunque aparece desnudo e incluso lo vemos someterse en cierto momento a una endoscopía, para describirlo no sacaría del closet freudiano el término tan zarandeado de narcisimo. Más bien, autenticidad, espontaneidad, frescura. El problema es que al rato comprobamos que... no pasa nada. No hay demasiado que contar. Y el diario, con toda su verdad, va perdiendo interés. De cualquier manera, agradezco al BAFICI por estas estas tres oportunidades - y todas las demás mencionadas en esta bitácora un poco apresurada- para reflexionar sobre lo que es posible hacer hoy con el "perverso polimorfo" género documental.
Mercado de futuros de Mercedes Alvarez. Ultima función: domingo 17, 20.45hs, Abasto Hoyts 10.
BAFICI 2011 (13)
viernes, 15 de abril de 2011
BAFICI 2011 (12)
No sabía que los cigarrillos venían con semejante cartelito. Hace veinte años que no fumo más...
Eloisa Solaas y Violeta Bava, programadoras (el toque femenino, para los que dicen que el BAFICI es un Club de Toby). Atrás, Dennis Lim. Me lo presentaron como "crítico". Le pregunté dónde escribía. Imaginé alguna oscura revista on-line semi-académica. "The New York Times", dijo. Epa. Le pregunté si había entendido El estudiante. Dijo que seguramente se le escaparon muchas cosas del contexto, pero que no le parecía demasiado importante. Por sus palabras y cara de póquer, frente a mi entusiasmo desmedido, deduje que no le interesó demasiado. Wrong again: "La mejor película que vi en el festival", dijo Mr. New York Times. Ojalá lo publique. La película de Santiago Mitre lo merece.
Sergio Wolf (director artístico) y Rosa Martínez Rivero (productora general), cansados. Cabezas de un equipo fenomenal. Rosa está en el equipo del BAFICI desde sus comienzos heróicos. Otra gran edición de un gran festival que se arrima al final. Ya me agarra la melancolía. Mi semana favorita del año se termina.
jueves, 14 de abril de 2011
BAFICI 2011 (11)
miércoles, 13 de abril de 2011
BAFICI 2011 (10)
martes, 12 de abril de 2011
BAFICI 2011 (9)
BAFICI 2011 (8)
Happiness is a Warm Gun de Thomas Imbach. Me decidí por esta película del suizo Thomas Imbach, uno de los "focos" de esta edición del BAFICI, porque la premisa me hizo pensar que podría tratarse de una versión o variación del cuento de Borges Deutches Requiem. La escueta información del programa de mano rezaba así: "En 1992, el general Gert Bastian asesinó de un disparo a Petra Kelly, activista del Partido Verde, y luego se suicidó. Radicalmente original, Imbach imagina lo que pasó por la mente de la mujer en el instante de su muerte" (sic). Después de la función, Imbach dijo que quería darle una oportunidad a Petra de "entender su propia muerte". Así, Petra, interpretada por la inquietante Linda Olsansky, demabula con un agujero en la sien (foto arriba) en el limbo de la zona de tránsito del un aeropuerto. Allí revive momentos de su vida, acompañados por extractos documentales tomados de la televisión de los años 80, cuando Petra Kelly fue fugazmente una figura mediática. Al mismo tiempo, discute con su asesino -y amante- por qué fue asesinada. La película de Imbach efectivamente pega una vuelta de tuerca original sobre el género de la biopic. Falla, sin embargo, al carecer extrañamente de toda emoción. El precio del barroquismo, tal vez. Igual, vale la pena ver. Me dejó pensando sobre uno de mis géneros predilecto, la biografía. De cualquier manera, cumplo con informarles que la que parece que hay que ver de Imbach es la última, Day is Done, que pasa por última vez mañana miércoles a las 15.45 en el Abasto.
lunes, 11 de abril de 2011
BAFICI 2011 (7)
BAFICI 2011 (6)
BAFICI 2011 (5)
BAFICI 2011: Entregaron las múltiples distinciones del BAL
La chilena Dominga Sotomayor, los argentinos Alejo Hoijman, Iván Fund, Santiago Fillol, Nele Wohlatz y Alejo Moguillansky, la brasileña Flávia Castro y el colombiano Juan Ruiz Navia fueron los ganadores de los premios (en efectivo, en servicios de producción o viajes al exterior) del Buenos Aires Lab, que finalizó este domingo 10/4.
Este domingo 10/4, en el Auditorio del Espacio BAFICI que tuvo su capacidad colmada, se entregaron los 12 premios de la edición 2011 del Buenos Aires Lab (BAL), que estuvo dividido en tres secciones: Encuentros de Coproducción (participaron 13 proyectos), Work in Progress (9 films en pleno proceso de realización) y Puentes (10 proyectos). En total, se realizaron más de 250 encuentros programados entre los directores y productores latinoamericanos seleccionados previamente y posibles coproductores europeos que llegaron a Buenos Aires, así como muchas charlas "informales" más, según indicaron los organizadores.
Las responsables del BAL, Violeta Bava e Ilse Hughan (Fundación TyPA), el director artístico del BAFICI, Sergio Wolf, y los tres jurados de este año (la catalana Marta Andreu, el ítalo-alemán Vincenzo Bugno y el argentino Andrés Di Tella) fueron los encargados de anunciar los distintos galardones.
PREMIOS DE "ENCUENTROS DE COPRODUCCIÓN"
-Premio Arte: Sombie, de Santiago Fillol (Argentina-España). Arte (Francia) otorgó el premio "International Relations ARTE Prize", que consiste en 5.000 euros.
-1° Premio Cinecolor/Kodak: El primero de la familia, de Carlos Leiva (Chile). Producido por Dominga Sotomayor (Chile) y Benjamín Domenech (Argentina). Cinecolor otorgó un primer premio que consiste en servicios de revelado y transfer a una luz de quince (15) latas de 35mm negativo, cuyo material virgen es provisto por Kodak Argentina: 15 (quince) latas de material fílmico de 35mm por 122 metros.
-2° Premio Cinecolor/Kodak: Los hongos, de Oscar Ruiz Navia (Colombia). Producido por Diana Bustamante (Colombia). Cinecolor otorgó un segundo premio que consiste en servicios de revelado y transfer a una luz de diez (10) latas de 35mm negativo, cuyo material virgen es provisto por Kodak Argentina: 10 (diez) latas de material fílmico de 35 mm por 122 metros.
-Premio FIDMarseille - FIDLab: La guerra submarina, de Alejo Moguillansky (Argentina). Producido por Laura Citarella e Iván Granovsky. El proyecto será invitado a formar parte de la próxima edición de FIDLab.
-Premio Binger Filmlab: A mémoria é o músculo da imaginacao, de Flavia Castro (Brasil). Producido por Flavia Castro, Gisela Camara y Gabriel Durán. Binger Filmlab otorgó el premio “Binger BAL Deveopment Award” a uno de los proyectos seleccionados del BAL. El premio consiste en un viaje para dos sesiones de desarrollo de guión con un asesor elegido por Binger (todo valuado en 2.500 euros) y el seguimiento posterior vía Skype.
-Premio CPH:DOX - CPH:LAB: Me perdí hace una semana, de Iván Fund (Argentino). Producido por Iván Eibuszyc. CPH:DOX lo invitará a formar parte de su DOX:LAB en su próxima edición.
PREMIOS DEL WORK IN PROGRESS
-Premio Mantarraya: De jueves a domingo, de Dominga Sotomayor (Chile-Argentina-Holanda). Producido por Benjamín Domenech (Argentina). Mantarraya ofrece un premio de distribución, en el territorio mexicano. El ganador recibirá 5.000 dólares en concepto de precompra. Una vez terminada la película, Mantarraya organizará la distribución en una fecha que será acordada entre las partes.
-Premio NCP-Holland: De jueves a domingo. NCP-Holland dio un premio consistente en el subtitulado de una copia.
-Premio Estudio Ñandú: El ojo del tiburón, de Alejo Hoijman (Argentina). Producido por Gema Juárez Allen y Luis Ángel Ramírez. Estudio Ñandú otorgó un premio que consiste en un máximo de 80 horas de postproducción de sonido en sus instalaciones, y comprende tanto las salas y equipos necesarios como la mano de obra de un operador calificado.
-Premio Tauro Digital. Aurora, de Nele Wohlatz (Argentina). Producido por Gerardo NaumannTauro Digital entregó un premio que consiste en 96 horas de posproducción organizadas de la siguiente forma: 80 horas de armado de bandas y 16 horas de mezcla.
-Premio Lahaye: Aurora. Lahaye dio un premio que consiste en una de las siguientes opciones: Veinte (20) jornadas de equipamiento de Cámara HD Cinealta o Isla de edición por una jornada de ocho horas más corrección de color por seis horas.
-Premio Sinsistema: El ojo del tiburón. Sinsistema otorgó un premio que consiste en servicios de laboratorio digital y posproducción online 4K para un largometraje de hasta 120 minutos.
fuente: otroscine.com
sábado, 9 de abril de 2011
BAFICI 2011 (4)
viernes, 8 de abril de 2011
BAFICI 2011 (3)
BAFICI 2011 (2)
jueves, 7 de abril de 2011
performance "Fotografías" (3)
miércoles, 6 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
Diario de Nueva York 4
BAFICI 2011 (1)
lunes, 4 de abril de 2011
Diario de Princeton
Almuerzo chino en Princeton con Arcadio Díaz Quiñones, Ricardo Piglia y Beba Eguía. Arcadio guarda en su billetera una tarjeta plastificada donde el mozo del restaurant le escribió, en caracteres chinos, el nombre de dos platos “fuera de menu” que sólo comen los chinos. Ahora, Arcadio ya no tiene que tratar de sentarse al lado de comensales chinos para poder señalar sus platos con el dedo y pedir “eso” (resultó un exquisito pato... creo). Ricardo recordó su viaje a China en 1970, en plena Revolución Cultural. Cuando preguntó si podía comer comida occidental, le preguntaron de mala manera si él era “pro-Occidental”. Ni se le ocurrió pedir cubiertos.