miércoles, 3 de agosto de 2011

Andrés Di Tella y Hachazos

HACHAZOS
Entrevista a Andrés Di Tella

El domingo próximo en MALBA se estrena la última película de Andrés Di Tella. Conversamos con él de lo que significó su trabajo con Claudio Caldini.

por Blanca María Monzón

¿Cuando te volviste a conectar con Claudio Caldini?

El primer encuentro fue en 1976, a la órdenes de Marta Minujín en su performance filmada “Autogeografía”, donde Marta se enterraba viva, yo tiraba la tierra y Caldini filmaba. Yo era apenas un adolescente y no entendía mucho qué estábamos haciendo ni qué significaba eso en aquellos años. Volvimos a juntarnos muchos años después, cuando hice mi película “Fotografías”.

El proyecto de "Fotografías" implicaba un viaje hacia el pasado enigmático de mi madre, nacida en Madrás, India, pero también un viaje geográfico real hacia "el país de mi madre". Aunque... ¿quién puede decir qué es más real en estos casos? Mi madre, en vida, me llevó una sola vez a la India, en la infancia. Después, nunca más. Tampoco nos contó demasiado de su familia ni de su vida allá. La India era acaso una herida en su vida y de alguna manera, también en la mía. La verdad es que me daba un poco de miedo ir a la India. Mi madre me había hablado de Caldini que, como otros viajeros, se había visto superado por la experiencia brutal de la India y se había vuelto medio loco. Quise hablar con Claudio, que además era un cineasta como yo, para que me cuente qué le había pasado en la India. La respuesta que yo buscaba era tal vez imposible y, al final, en el largo trabajo de edición, la secuencia quedó -con dolor- fuera de la película. Ahora se me ocurre que la respuesta estaba en las películas que Caldini hizo allá, con toda su carga de misterio y silencio.

¿Cómo surgió la idea de realizar este documental?

Yo funciono a veces en cámara lenta. Dejé pasar unos años tras aquel intento frustrado de “Fotografías” hasta que volví a encontrarme con Caldini. Esta vez fue a través del fotógrafo Guillermo Ueno, que me invitó a participar de un grupo de estudios de cine experimental que se había armado en torno a Caldini. Nada es casual y Ueno terminó haciendo la dirección de fotografía de Hachazos, su primera película. Pero el primer paso fue una crónica que escribí esa noche, al volver del encuentro con Caldini, que publiqué en mi blog. Mientras veía los materiales únicos que presentaba Caldini y oía sus comentarios, a la vez sencillos y profundos, resultado de una larga y meditada convivencia con esas imágenes, pensé que Caldini era como uno de aquellos viejos sabios de la tribu, que llevaba en la memoria algo así como una biblioteca entera, o mejor, el Archivo General de una nación olvidada. Pensé también en esa frase: “En África, cada vez que muere un viejo, es como si se incendiara una biblioteca”. Y caí en la cuenta del enorme privilegio que representaba estar ahí sentado, en esa habitación oscura de un departamento de Palermo, como si fuera el sótano de la calle Garay donde Julio Argentino Daneri le reveló a Jorge Luis Borges la existencia del Aleph.

Después, empezamos a juntarnos a tomar café todas las semanas durante un tiempo y yo al volver a casa anotaba nuestras conversaciones en un cuaderno. De ahí surgió la primera versión del libro “Hachazos”, que se publica ahora en simultáneo con el estreno de la película. Y, de hecho, la película vino después de todo ese proceso… que continuó con una serie de performances que estamos haciendo juntos y, espero, con nuevos proyectos. La complicidad de Darío Schvarzstein, que me asistió en el guión y la realización, más la decisiva participación de Marcelo Céspedes como productor, con su paciencia y conocimiento del género documental, terminó de concretar el sueño.

¿Cuanto tiempo permaneciste en la quinta?

Fueron varias estadías, de 3 o 4 días o una semana, durante varios meses. Fue una convivencia bastante larga para lo que es un rodaje. Eso, por supuesto, sumado a la serie de encuentros durante la escritura del libro.

¿Hubo un guión previo o fue armado sobre la marcha del relato, que se iba gestando en a convivencia?

No hubo ningún guión previo, salvo el borrador del libro. Pero traté de planificar lo menos posible y estar abierto a lo que sucediera y a lo que se nos ocurriera cada día. En ese sentido, debería decir que no se trata de un documental “sobre Claudio Caldini” sino de una película hecha “con Claudio Caldini”, es decir, de alguna manera, en colaboración, con todas las tensiones propias de una colaboración entre dos cineastas muy diferentes, como Caldini y yo.

¿Cuál es tu opinión respecto del resto de “los antiguos combatientes del cine experimental” y a qué factores atribuís su ausencia en el panorama de la cinematografía Argentina, en este caso incluyendo a Caldini?

No sé por qué se ha ignorado hasta el punto del olvido total la producción de este grupo de cineastas, de lo más importante que produjo el cine argentino en los 70 y 80. Narcisa Hirsch, Horacio Vallereggio, Silvestre Byrón, Marie-Louise Alemann, por mencionar a algunos (no son muchos más, es verdad), son todos cineastas con una obra importante. Tal vez el hecho de que trabajaron en un formato, el super-8, del que no es fácil hacer copias y, entonces, para ver esas películas te las tienen que proyectar ellos mismos...

También sucede que se trata de cineastas que no se han interesado en absoluto por promocionar su trabajo, muchas películas importantes se han perdido, por ejemplo “Uf” de Horacio Vallereggio, una película de tres horas, absolutamente singular, de la que han quedado apenas unos fragmentos, geniales. Caldini, para mí, es sencillamente uno de los más grandes cineastas de la historia del cine argentino. Sin embargo, que yo sepa, no figura ni a placé en ninguna historia ni ensayo sobre cine argentino. Apenas se lo menciona a veces como “precursor” en alguna reseña de video arte. Eso, en realidad, habla más de la pobreza de nuestra cultura cinematográfica que de otra cosa. Pero por suerte las cosas cambian. Creo que cada vez más gente está descubriendo su genio oculto y disfrutando de sus películas, únicas en el cine nacional. Por eso digo: “cineasta secreto”. Espero que la película y el libro contribuyan a revelarlo.


Publicado en Leedor.com el 1-08-2011

2 comentarios:

Mariana Dimant dijo...

Es muy emotivo tu relato en la entrevista. Tengo muchas ganas de ver la película. Un saludo

Aire acondicionado de ventana dijo...

Interesante entrevista, gracias por compartirla. Saludos