martes, 5 de junio de 2012

Y chupe, chupe, chupe, no deje de chupar...



¿Qué decir de René Houseman? El mejor extremo derecho del fútbol argentino llegó a jugar ebrio, con Huracán, un partido contra River Plate. Apareció tambaleándose por el vestuario poco antes de iniciarse el encuentro, pero aun así le alinearon. Él mismo contó, años más tarde, lo que ocurrió sobre el césped a cuatro minutos del final y con empate a cero: “Parece que fui a buscar una pelota, procedente de un pase de Russo. Avanzando de derecha a izquierda en diagonal eludí a uno, la tiré larga entre los dos defensores centrales y cuando desde el arco me salió Fillol en el mano a mano amagué, lo eludí y la crucé suavemente con la pierna derecha. Modestamente, un golazo. Dicen que me quedé tirado en el suelo, riéndome. Tras eso me hice el lesionado, pedí el cambio y me fui a dormir a mi casa. Comentan que la gente, ignorando mi estado, me despidió con el cántico tradicional: Y chupe, y chupe, y chupe, no deje de chupar, el Loco es lo más grande del fútbol nacional”. Houseman vagabundea ahora por su barrio, flaco, pobre y simpático, en lucha permanente contra el alcohol.
-Enric Gonzalez, El país.

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